DOMINGO I DE CUARESMA (Ciclo B)

 

“Conviértete y Cree en el Evangelio”

Monteagudo 21 de febrero de 2021


            Iniciamos el miércoles el tiempo de cuaresma con la imposición de la ceniza, para darnos cuenta de que somos masa, frágiles y que necesitamos convertirnos y tendremos que volver a Dios y darnos cuenta que Él siempre va a salir a nuestro encuentro para salvarnos, es un tiempo oportuno para no echar en un saco roto la gracia que vamos recibiendo durante toda nuestra historia de amor con Dios.

Hoy en el primer domingo de cuaresma Jesús nos recuerda que el Reino de Dios está cerca, es decir, que retomemos la Alianza con Dios, porque alianza y reino es lo mismo, pero para llegar a renovar y participar en esta alianza/reino tendremos que volver al desierto, desierto que nos ayuda a avivar la fe y esto nos lleva a ser nuevas criaturas por medio de la conversión, en pocas palabras este primer domingo se resumen en Alianza/reino, desierto, creer y conversión.


A

LIANZA/REINO: en el Antiguo Testamento siempre vamos a encontrar Alianza, pero en el Nuevo Testamento vamos encontrar más la palabra Reino, ambas tienen que ver con ese pacto de amor que Dios quiere hacer con nosotros, es esa alianza de Dios con su pueblo, por eso nos regala el arcoíris, que simboliza el anillo de Dios con su pueblo, signo de fidelidad, Dios será siempre fiel a su pueblo, nosotros somos los que rompemos esa Alianza, pero gracias a la paciencia de Dios, nos dará siempre esa oportunidad de pactar con Él, por eso el Reino de Dios está cerca, porque Jesús que es ahora la nueva Alianza con nosotros, es Él la nueva y eterna alianza de Dios, al darnos a su Hijo, por eso viene Jesús para renovar la alianza de su Padre con su Pueblo. Jesús es fruto de esa paciencia que Dios tiene con sus hijos.


DESIERTO: el desierto nos evoca a muchas interpretaciones, a soledad, a silencio, a esterilidad, pero también nos lleva a descubrir esa soledad habitada con Dios, es aquí, en la aridez donde el hombre se encuentra cara a cara consigo mismo, pero también con Dios, Dios nos habla es el desierto, en el silencio, en la soledad, por eso no debemos de perder de vista esa experiencia del desierto, como dice el profeta Oseas:


“la llevaré al desierto y le hablaré al corazón”. Todos tenemos que pasar por ella para tener un encuentro personal con nosotros mismos y con Dios. No hace falta ir al desierto más grande del mundo, no hace falta salir de nuestra casa para experimentar esta presencia de Dios, hace falta volver al corazón, porque ahí habita Dios y ahí podemos descubrir, nuestras miserias, pero también todas nuestras potencialidades que nos ayudan a caminar como hijos de Dios.


CREER: Jesús hoy nos invita a creer, por eso esta experiencia de alianza y de desierto, sí o sí tiene que pasar por la fe, porque desde ella le daremos el sentido a la vida, hay un pacto de Dios con nosotros, pero si no creemos, ese pacto, ya no será pacto, porque un pacto se hace con otro, y en este caso Dios nos necesita  para que Él pueda sellar esa alianza con cada uno de nosotros, por eso Jesús nos invita hoy a creer, porque ese pacto, esa alianza está muy cerca de nosotros, lo único que hace falta es creer en esa presencia viva de Dios entre nosotros.



CONVIÉRTETE: a parte de esa invitación de Jesús de creer, nos invita a convertirnos, es decir, nos invita a volver a Dios, a continuar con esa alianza con el Dios vivo, a continuar ese pacto de amor con Dios Padre, que no quiere la muerte del pecador, sino que se arrepienta y que viva, Dios siempre va a buscar la manera de cómo salvarnos, para eso ha venido Jesús, para que nos enseñe el camino, para que nos anime a volver al Reino de su Padre. Jesús nos invita a la conversión, y hoy esa palabra sigue siendo actual, y la Iglesia como maestra, nos enseña que este tiempo es un tiempo oportuno para volver a Dios, para cambiar nuestro chip, para ir cambiando nuestro corazón que volvamos a Dios para que podamos ser hombres y mujeres nuevos.

 Dios que siempre nos ama, no quiere nuestra muerte, sino la salvación, por eso nos invita a que avivemos la fe, para que podamos renovar nuestra Alianza con Él y buscar siempre ese pacto. 

Que el experimentar pasar por el desierto de nuestra vida no nos cause miedo, ya que es una mediación fundamental para cada uno de nosotros para poder volver a Dios, a su alianza, a su reino.

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