DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO (Ciclo B)
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“Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1Sam 3,9)
Lima 14 de enero de 2024
Después de celebrar la navidad y el bautismo del Señor, damos inicio al tiempo ordinario, que hoy nos trae como tema central ese deseo de relacionarnos con nosotros con el propósito que colaboremos con Él en esta obra de redención. Dios, por ser Dios podría salvarnos sin necesidad de nosotros, pero se ha querido valer de nosotros para salvar a otros hombres.
En la primera lectura, tenemos un ejemplo concreto de ese deseo de Dios, que nos necesita para que colaboremos con Él en esta tarea salvífica, es la figura de SAMUEL, que desde joven lo ha llamado Dios para que sea su servidor, para encomendarle una misión específica. Para poder saber que Dios nos llama, debemos de estar atentos a su voz, porque podemos escuchar otras voces, y no la voz de Dios, por eso necesitamos a una persona que nos ayude a discernir, cuál es la voz de Dios. En este casoSAMUEL tuvo la compañía de Elí. Fue Elí que le dijo a SAMUEL que él no lo había llamado, pero ahora si volvióa escuchar su nombre, porque así hace Dios con cada uno, nos llama por nuestro nombre, tienes que responderle, habla Señor que tu siervo escucha, acaba el texto diciendo: “SAMUEL crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse”.
Dios cuando nos llama a una misión, no nos abandona, al contrario, está siempre con nosotros y nos acompaña siempre, como dice un salmo no abandone nunca Señor la obra de tus manos.
El evangelio, nos presenta algo similar a la primera lectura, hay llamada, hay acompañamiento y además hay discernimiento. Dos discípulos de Juan, podríamos decir que Juan los iba acompañando y les ayudó para que pudieran discernir cuál era la verdad en Dios, cuál es realmente la voz que tenían que seguir. Juan cuando ve pasar a Jesús se los dice, ahí va el cordero de Dios, ellos se acercan y Jesús les pregunta: "¿qué buscáis?", ellos le dicen a Jesús: maestro ¿dónde vives?, Jesús les manifiesta "venid y lo veréis", ellos fueron y estuvieron con Él, han estado en ese proceso de discernimiento para saber realmente qué quiere Dios con su vida.
En este encuentro, no solo se han quedado con la experiencia para sí mismos, si no que han tenido la fuerza para comunicárselo a otros, en este caso el primero fue a Simón Pedro, y se lo han llevado a Jesús y Jesús le manifestó a Pedro que ya no se llamará Simón, sino Pedro, que significa piedra. Como vemos el encuentro con Dios nos lleva a un cambio radical de vida, y nos lleva a una misión, es decir, a comunicar a Cristo como Mesías, como salvador, no nos podemos callar, porque Dios necesita de cada uno de nosotros, por eso como bautizados, tenemos que asumir nuestra misión de cristianos que es anunciar la buena Noticia de Salvación a los hombres.
De la segunda lectura lo que podemos destacar es que Dios nos ha creado en cuerpo, alma y espíritu, pero el cuerpo no es para hacer lo que nos venga en gana con él, sino más bien que el cuerpo nos tiene que servir para glorificar al Señor, podemos caer en la tentación de hacernos dueños de nuestro propio cuerpo, sin ningún criterio teológico, y el Señor nos quiere enteros para que podamos ayudarle en esta obra de salvación. Con la entrega de nuestro cuerpo a los demás en el servicio de la Iglesia, que es cuerpo de Cristo, podemos glorificar al Señor con nuestra vida.
En fin, el Señor nos ha creado con un cuerpo, somos obra de sus manos, queremos colaborar con Él en todo, para que pueda concretarse su plan de salvación en este mundo, para eso necesitamos un guía o un acompañante que me ayude a discernir qué es lo que realmente debo hacer en este mundo, y lo que haga sea realmente la voluntad de Dios y no la mía. Que podamos hoy nosotrosdescubrir en dónde puedo ayudar a Dios para que haga su obra salvífica en la humanidad.
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