EPIFANÍA DEL SEÑOR (B)
“Levántate,
Jerusalén, porque llega tu luz…”
Cajamarca, 06 de enero de 2024
Hoy celebramos la manifestación del Señor. Un Dios que se manifiesta para todos, no para un grupo reducido, los tres reyes magos representan la universalidad de la salvación de Dios a todo el género humano.
Hoy podemos hablar de esa luz, que
nos es cualquier luz, sino que es la luz de Cristo, como escuchamos el día de
Navidad: un pueblo que camina en tinieblas ha visto una gran LUZ. Una luz que nos va a iluminar, guiar y nos va
a dirigir al corazón de Dios, porque su mayor deseo es salvarnos
Fue
una estrella o una luz la que fue guiando a estos hombres que pudieron llegar
hasta el Mesías, el Salvador. La luz
como símbolo de salvación, y de amanecer como una nueva época, nueva etapa de
la historia.
Unos hombres que nunca perdieron la esperanza ni la fe, su confianza estaba ahí en esa luz. Algunas veces nosotros también nos trazamos metas en la vida, pero cuando vienen las primeras dificultades ya queremos abandonar el camino.
Los magos nos enseñan a no perder la
fe y la esperanza para alcanzar esa luz, una luz que alumbra a todo el género
humano. Cuántas veces hemos vivido momentos de oscuridad, momentos duros y
difíciles en la vida, y hemos estado a punto de perder la esperanza, pero al
final del túnel vamos viendo una luz. Así
me imagino que les ha pasado a los magos, ellos iban peregrinos en búsqueda de
esa luz, que les guiará hasta llegar a el Mesías, el Salvador, fueron
preguntando y llegaron hasta esa luz, y le han ofrecido todo lo que le
llevaban, nosotros también podemos llevarle a nuestro rey todo lo que
poseemos. A lo mejor en estos momentos
no tenemos, ni oro, ni incienso, ni mirra, pero sí tenemos nuestra vida,
nuestro corazón, nuestro servicio, nuestra disponibilidad para ser sus
discípulos, que hoy nosotros podamos disponer ese corazón para adorar a nuestro
único Rey.
En realidad, ya que no tenemos oro, incienso y mirra, entonces le llevaremos, en vez de oro el amor, en vez de incienso le llevaremos nuestra pobre oración, porque somos mendigos de Dios, finalmente, en vez de mirra llevaremos nuestros sufrimientos, sobre todo el sufrimiento de tantas familias y personas que sufren por culpa de un sistema político y social, por todos aquellos que sufren hambre, guerra, explotación, etc.
A pesar de que podamos perder esa fe
y esa esperanza, o dejar de mirar esa luz o estrella que nos guía, Dios seguirá
dándonos esa luz para que podamos llegar hasta Él, porque su mayor deseo es
salvarnos.
Dios desea que todos nos salvemos,
por eso su manifestación de amor no es solo para el pueblo de Israel, sino para
todo el género humano. Cada uno de los
magos representa a toda la humanidad, con su cultura y diversidad, ellos son
los que van a conocer a Jesús y viniendo de diversas culturas, representan los
pueblos extranjeros que también llegarán a conocer al Salvador. Isaías en la primera lectura nos presenta un
preámbulo de esa manifestación gloria de nuestro salvador: “la gloria del Señor amanece sobre ti! Las
tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá
el Señor, y su gloria se verá sobre ti”. El mismo san Pablo hoy nos dice la
misma idea de ese deseo de Dios querer salvarnos a todos a todos los gentiles: “que
también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes
de la misma promesa en Jesucristo, por el Evangelio”.
Que en este nuevo año no nos falte
el amor, la oración y si viene el sufrimiento saberlo asumir con un valor
redentor, que lo podamos llevar con fe y esperanza como los magos que nunca
perdieron su fe y esperanza para llegar hasta su redentor.
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