DOMINGO IV DE PASCUA (Ciclo C)
Mis
ovejas escuchan mi voz y yo las conozco y ellas me siguen (Jn 10, 27)
Monteagudo
08/05/2022
En este IV domingo del tiempo pascual, celebramos el buen pastor, el que da la vida por sus ovejas.
En la primera lectura vemos dos
figuras que se hacen testigos de la vida en Cristo, Pablo y Bernabé que fueron
a anunciar el evangelio a otros, porque los judíos no fueron capaces de aceptar
el anuncio de la salvación.
Pablo y Bernabé, han ido a inocular el virus
del evangelio, aquellos que se han quedado abiertamente escuchándolos fueron
los privilegiados de recibir esa dosis de amor, es decir, los gentiles, en
cambio, los judíos se han protegido, se han confinado y se han resistido a no
recibir el mensaje de Dios por medio de estos hermanos es por eso que no se han
contagiado de este amor.
Ellos que se encargaron de llevar
ese mensaje, han tenido la misma consecuencia del Hijo, han pasado por diversas
tribulaciones, pero no son sufrimientos en vano, porque tienen ahí la vida
plena con Dios, como leemos en la segunda lectura de hoy: “Éstos son los que
vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la
sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y
noche en su templo...” esto es lo que nos espera a todos aquellos que nos
disponemos a darlo todo por Dios, a aquellos que seamos capaces y valientes de
anunciar la buena notica de salvación.
El evangelio de hoy, nos presenta esa figura del buen pastor, un pastor que no es como los demás pastores, sino que es el buen Pastor, que conoce sus ovejas y sabe que le siguen, pero eso sí, debemos saber escuchar su voz, no dejarnos guiar por otras voces. Eso nos pasa algunas veces, que no escuchamos la verdadera voz de Dios. Trayendo de nuevo la primera lectura, la voz era en principio para los judíos, pero ellos no han sido competentes de escuchar la voz de Dios por medio de Pablo y Bernabé, en cambio los gentiles si han escuchado esa voz que viene de Dios.
Jesús, el buen pastor, está dispuesto
a dar su vida por sus ovejas, y, de hecho, ha sido y así seguirá siendo, él se
ha dado por nosotros para que tengamos vida plena y eterna con el Padre, por
eso él y el Padre son uno, y así como el Padre y él son uno, él quiere que
seamos uno, un solo pastor y un solo rebaño, ya que somos su pueblo y ovejas de
su rebaño. Ojalá no nos separemos del
amor de Dios, que estemos con los oídos abiertos para escuchar su voz y poder
anunciar a los demás esa voz que viene de labios de Dios para que nos pueda
salvar.
Quiero finalizar esta reflexión
tomando en cuenta el día mundial por las vocaciones, que podamos seguir
colaborando con Dios para que existan nuevas vocaciones, y sobre todo
auténticos pastores con el corazón de Jesús, que sean personas dispuestas a dar
la vida por las ovejas, que sean pastores con olor a ovejas como decía el papa
Francisco. Pidamos al dueño del rebaño que nos envíe
pastores según su corazón y que ¡Ojalá sean muchos los que den un paso al
frente! Pueden contar ya con nuestra oración, para que puedan responder al
dueño del rebaño, por eso podemos cerrar diciendo como el salmista: “Pastor
de Israel, escucha, tú que guías a José como a un rebaño”.
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