DOMINGO II DE ADVIENTO (CICLO A)

 

“Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.”

Lima, 04 de diciembre de 2022


Seguimos avanzado en este camino de adviento, damos un paso más para la preparación de la venida del Señor.

En la primera lectura, el profeta Isaías nos presenta una palabra de esperanza, ya que viene algo nuevo por medio de una persona representada con el retoño del tronco de Jesé, de su raíz saldrá, florecerá un vástago, es decir, podemos ver un tronco sin ramas, sin hojas y sin flores, de algo que tiene apariencia de muerto, pero de ahí saldrá algo nuevo, para darnos vida y vida plena.

 Este renuevo está poseído por el Espíritu de Dios, un espíritu que nos viene a dar esa fuerza, y un espíritu que va dar la paz y la armonía entre los hombres.   Nos pone ese ejemplo del reino animal, donde aquellos que se buscan solo para comerse entre ellos, o matarse entre ellos, para poder sobre vivir, usando la ley del más fuerte; pues en la lógica de Dios está presente ese amor de Dios, para que puedan estar unidos, reunidos, juntos todos como hijos de Dios, es una imagen muy linda, y esperamos todos vivir de esa manera.

En la segunda lectura, san Pablo, también nos trasmite un mensaje de esperanza, que estemos atentos a la escucha de la palabra de Dios, para eso se nos ha dejado como herencia la palabra de Dios, para que siempre que la leamos, sea un mensaje de esperanza, entre consuelo, paciencia, incluso dolor y sufrimiento mantengamos la esperanza.  Nos invita no solo mantener la esperanza, sino que mantengamos la unidad entre nosotros, que siempre estemos de acuerdo bajo la ley de Dios.

En el evangelio nos encontramos con otro personaje, en este pasaje es Juan que nos invita a estar preparados, que nos convirtamos porque está cerca el reino de Dios, porque ya viene alguien detrás de él.  Ese tronco de Jesé que viene a darnos la vida plena con Dios, nos viene a dar un cielo nuevo, una tierra nueva, un nuevo reino, pero necesita que nosotros le preparemos el camino, para que Él pueda entrar y morar entre nosotros. 


La Iglesia año tras año nos ofrece este tiempo de adviento para que realmente nos preparemos, que actuemos, que nos convirtamos, para ir día a día renovando nuestro corazón. Todos sabemos que el Señor no solo se hace presente el 25 de diciembre, sino que Él viene siempre en cada acontecimiento de la vida, lo que hay que saber es reconocerlo y acogerlo. 

Ojalá que no nos pase como los posaderos o como los sacerdotes del templo.  La mejor actitud que debemos tomar en este tiempo es la de los pastores, magos, o como José y María, que tuvieron esa apertura de acoger al rey de reyes, al Señor de Señores.

En realidad, hoy nos vuelve a recordar el evangelio que escuchemos esa voz que grita en el desierto: «Preparad los caminos del Señor». Que quitemos los obstáculos que impiden la llegada de Dios en nuestras vidas. No bloqueemos su presencia. No reprimamos por más tiempo nuestra «nostalgia» inconsciente de Dios. Que aprovechemos de verdad este bonito tiempo para preparar el camino y para que nos convirtamos a Él. Que Dios nos siga dando esa luz para dar con el auténtico camino.

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