DOMINGO XVII DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO A)
“Da a tu siervo un corazón dócil
para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien”
Monteagudo 30/07/2023
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Actitud de discernimiento |
Lo que tenemos que hacer es tener esa
confianza en Dios, y que sea Él que nos dirija, para ello tenemos que tomar una
postura humilde como Salomón y pedir que nos dé un corazón dócil para gobernar
y poder discernir. Estas cosas son las
que le tenemos que pedir a Dios, para que sea Él que dirija a su pueblo y
nosotros seremos unos simples instrumentos.
En la segunda lectura también nos habla de llamada, Dios ha llamado a algunos para darles un encargo, un llamado que comienza nada más y nada menos que ser la imagen del Hijo de Dios, esta es nuestra segunda llamada, la primera es la llamada a la vida, la segunda es la llamada del bautismo, que es la que nos dice san Pablo: “Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó”.
Cuando nos bautizamos formamos esa
imagen del Hijo de Dios, por eso somos hijos en su Hijo, y estamos llamados a
reproducir esa misma imagen delante de los demás, no nos puede dar vergüenza.
Para mí hoy tenemos que redescubrir nuestro bautismo. Muchas veces vivimos
nuestra vida cristiana como una carga o una obligación, o mejor dicho como una
tradición, ¿no será que no hemos encontrado aún el Tesoro? ¿No será que no nos
hemos dejado deslumbrar lo suficiente por la Persona de Cristo? ¿No será que le
conocemos poco, que le tratamos poco?
En el evangelio seguimos escuchando
las parábolas de Jesús. Las que acabamos
de escuchar son parábolas que nos llaman a la responsabilidad frente a la
propuesta de Jesús; las dos primeras nos invitan a buscar lo esencial de
nuestra vida, a quedarnos con lo más fino, para eso como Salomón, le debemos de
pedir hoy al Señor que nos dé esa capacidad de discernir, para quedarnos con el
mejor tesoro y la mejor perla, que descubramos qué es lo mejor para nosotros,
es más, que nos dé ese don de discernimiento para podernos quedar con los
mejores peces de la vida. Ojalá que
nosotros hoy pidamos ese don, para saber qué es lo que realmente Dios quiere
con nuestra vida, y que podamos encontrar ese tesoro o perla fina para nuestra
vida.
Queridos hermanos, no les invito a que vayan fuera o entren en la profundidad del mar a buscar tesoros, perlar finas, mejores peces o buscar cosas nuevas, como el padre de la parábola, sino entrar en nosotros mismos pidiendo primero esa docilidad y ese don de discernimiento y después con esa actitud podemos descubrir lo mejor que hay en nuestra vida, en ti y en mí hay un lindo tesoro, una perla preciosa, es por eso que el mismo Jesús nos dice siempre que el reino de Dios está dentro de nosotros mismos, así que te invito a descubrirlo.
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