IV DOMINGO DE ADVIENTO (B)
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Lima 24/12/23.
Hoy IV domingo de adviento, ya en víspera de la Navidad, quiero resaltar tres puntos, cada uno de ellos corresponde a cada lectura que acabamos de escuchar:
En la primera lectura me gustaría destacar la promesa de Dios: el reino de David se mantendrá siempre firme ante el Señor, esa promesa que Dios ha hecho con David se renueva y se mantiene con la encarnación del Hijo de Dios. Dios siempre camina y caminará con nosotros, Él va a ser siempre fiel a su promesa, por eso no quiere que lo encerremos en un templo, quiere caminar con nosotros en nuestra historia, y está siempre con nosotros; al encarnarse es la prueba de su alianza y su amor y el mismo Jesús que es el Dios con nosotros, el Dios con nosotros, nos ha manifestado que Él estará con nosotros hasta fin del mundo.
En la segunda lectura destacar el misterio mantenido en secreto durante siglos eternos ha sido manifestado; ese misterio de amor, que se ha dado por la encarnación se ha revelado a todo el género humano, pero no todos lo comprenden, sino todos aquellos a quienes Dios quiere revelarse sobre todo a los más humildes, a los sencillos, a todos aquellos que se disponen a estar unidos a Él, a los soberbios el Señor no les manifiesta ese gran misterio. Si queremos darnos cuenta, acudamos al evangelio cuando sus amigos, los discípulos, cuestionan al Maestro diciéndole porqué a ellos les habla en parábolas: Los discípulos se acercaron y le dijeron: «¿Por qué les hablas por medio de parábolas?». Él les respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. (Mt 13,10). Jesús habla de esa forma para que nosotros también podamos descubrir ese misterio de Dios, que es la salvación.
La tercera idea es una persona: en el tiempo de adviento hay cuatro personajes que son importantes que van preparando esta manifestación gloriosa de nuestro Dios, el profeta Isaías, Juan el bautista, José y María, la madre de Dios. De estos cuatro, hoy le corresponde a María, ya que el evangelio se está refiriendo a ella. Así como María y estos personajes de adviento también tenemos que ser nosotros, preparar el camino a la venida del Señor. Para que Dios pueda entrar en nuestra vida,somos nosotros los que tenemos que estar bien dispuestos, así como María que se ha abierto a ese Amor de Dios, diciendo hágase en mí según tu palabra, tenemos que aprender de María, fomentar la ternura, teniendo los brazos abiertos para los demás, no condenar a nadie, sino que acojamos a todos por igual, ya que Dios se ha manifestado para todos. Además, tenemos que proclamar con alegría la grandeza de Dios y su misericordia también con las generaciones actuales y futuras. Nos tenemos que convertir en signo de esperanza.
En definitiva, María nos enseña cómo debemos estar a la espera del salvador y además nos enseña cómo debemos colaborar con Dios en este plan de salvación, hagamos como María dejarnos sorprender de Dios para ayudarle a Él para que otros puedan descubrir ese amor de Dios entre nosotros. Desde nuestra familia podemos comenzar a ser levadura de un mundo más sano y fraterno. Estamos en buenas manos. Dios no está en crisis. Somos nosotros los que no nos atrevemos a seguir a Jesús con alegría y confianza. María ha de ser nuestro modelo de seguimiento y mujer de fe, que se ha fiado a Dios.
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