V DOMINGO DE PASCUA (B)


Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.” 

Lima 28 de abril 2024


Seguimos avanzando en este tiempo pascual, hoy quinto domingo el Señor nos sigue invitando a que nos adhiramos a Él. 

En la primera lectura, encontramos a un Pablo queriendo relacionarse con la comunidad que sí conoció a Jesús, dando testimonio que se ha encontrado con el Cristo. Al inicio le tenían miedo por la duda que realmente se había encontrado con Jesús, pero después ya se movía con plena libertad, porque estaba convencido del llamado que le había hecho Jesús. 

Hoy nos damos cuenta de que este Pablo después de estar persiguiendo a los cristianos quiere entrar en diálogo con ellos, para convertirse en un heraldo del evangelio, así que, nosotros también tenemos que seguir apostando por el diálogo, y confiar que las personas pueden cambiar con la gracia de Dios.


En la segunda lectura, se nos invita a dejar los falsos discursos y comenzar a actuar con autenticidad, necesitamos testigos no predicadores.

San Juan sigue invitándonos a creer y amar, que creamos en Jesús y que nos amemos unos a los otros.  Con creer y amar no nos condenaremos, sino que estaremos en la verdad; si guardamos los mandamientos y creemos en él, estaremos adheridos a Él y daremos grandes frutos, que se ve reflejado en el evangelio de hoy.


En el evangelio nos encontramos con esa imagen de la vid, es decir que si queremos dar frutos debemos estar un
idos al tronco que es Jesús, es el mismo Jesús que dice, “Yo soy la vid, ustedes los sarmientos.

Para dar auténticos frutos lo mejor es la poda, y san Agustín dice que cuando Jesús toma la tijera para podarnos, se refiere a la Palabra y al Espíritu Santo, son las dos hojas de la tijera, escuchando su palabra y dejarnos guiar por el Espíritu nos ayudaran a crecer y dar frutos, además de quedar limpios, es decir auténticos, sobre todo aquellos que viven unidos a él, es la palabra que nos va purificando: Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado.

El mismo Jesús actúa de viñador, poda y corta todo aquello que no nos deja crecer. Es duro sufrir la poda, pero si se corta todo aquello que no nos deja crecer, como el orgullo, la pereza, la ira, en definitiva, nuestros pequeños y grandes pecados, entonces, la purificación merece la pena, hay que esperar que pase el proceso, para que haga efecto esa poda, porque inmediatamente no van a venir los frutos.


Muchas veces pensamos que estos frutos son por nuestra propia fuerza, es gracias a la vid, nosotros somos simples sarmientos, sin Él no podemos hacer nada
, así que nosotros debemos permanecer en su amor: epermanecer” con Él, el vivir de su palabra, de sus mandamientos, de su Espíritu, de su luz, de su vida, hará que la viña, el pueblo de Dios, vuelva de nuevo a ser el pueblo de la verdadera alianza, es decir la comunidad de los auténticos discípulos. 

 

Comentarios

  1. Que hermosa analogía, de las dos hojas de la tijera.
    Gracias Buen Jesús por cuidarme, podarme, limpiarme y estar pendiente que dé... Buenos Frutos.
    Gloria a tí, Señor Jesús ❤️

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