IV DOMINGO DE ADVIENTO (c)
Lima, 22/12/2024
ALZAD LA CABEZA QUE SE ACERCA VUESTRA LIBERACIÓN
Nos encontramos a la puerta de la navidad, y para reavivar este gran acontecimiento de la historia nos seguimos preparando, soñando camino como María y José.
Este gran momento se inicia desde lo más humilde, desde lo más pequeño. En la primera lectura, el profeta Miqueas nos hace ver que de esa pequeña ciudad de Belén va a salir alguien que gobierne a Israel. Lo más lindo de todo esto es que siempre permanece la compañía de Dios, y es Él quien nos guiará y nos llevará a la luz plena.
Sabemos que, como pueblo errante nos dejamos deslumbrar por otras luces y perdemos esa luz que nos guía por esos caminos de Dios, por eso tenemos que decir como el salmista que el Señor nos restaure y que brille su rostro; que las luces no nos cieguen para que nos podamos dejar guiar y no perdamos de vista a ese rostro de Dios que brilla.
En la segunda lectura se marca ese hacer siempre la voluntad de Dios y nosotros siempre buscamos hacer nuestra voluntad, tenemos que ser obedientes como María, aquella mujer que no se cerró a la vida, sino que estuvo bien dispuesta a ayudar a Dios para que Dios nos lleve por ese sendero correcto y podamos llegar hasta Él.
María, nos muestra el evangelio, era una mujer peregrina de la esperanza, ya que se puso a peregrinar hacia su prima Isabel, para acompañarla en su vejez y embarazo. Ahí tenemos a María, una mujer joven embarazada, y a Isabel,una anciana embarazada, ambas por voluntad de Dios, no porque ellas lo habían soñado, sino que el mismo Dios las cubrió con su amor.
Así como María e Isabel, nosotros debemos soñar camino y seguir peregrinos de la esperanza, ya que estamos viviendo en un contexto tan violento, tan triste, tan lleno de oscuridad, que hoy en día hace falta hombres y mujeres que apuesten por la vida y por la alegría, que nuestra presencia en la vida, en la familia, en cada hogar genere alegría y esperanza, así como se generó en Isabel y Juan cuando vieron a María, saltaron de gozo y alegría.
Queridos hermanos, que esta navidad, no sea una Navidad más, es única, y tenemos que vivirla con intensidad e ilusión, que no nos dejemos robar lo esencial de nuestra vida, a Jesús, porque el mundo nos vende o nos oferta tantas cosas que nos deja ciegos y no nos damos cuenta que nos está haciendo perder lo esencial de nuestra vida como hijos de Dios, que es la misma presencia de Jesús en la historia.
En definitiva, Dios quiere que también nosotros, como María, vivamos siempre caminando hacia el prójimo, que peregrinemos siendo testigos de esperanza, dando a los demás en todo momento lo mejor de nosotros mismos, llevando alegría a nuestros hermanos. Aprendamos hoy de María, ella es la mujer que acoge la Palabra y la mujer que entra en las intenciones de Dios.Percibe lo que Dios quiere para ella y lo lleva a cabo, siempre disponible, portadora de alegría, por eso es bendita entre las mujeres. Por eso es un modelo para todos nosotros, a estar siempre dispuestos para hacer la voluntad de Dios.
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