III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (C)
Caracas 26/01/2025
“Tus palabras, Señor, son espíritu y vida”.
Queridos hermanos en este tercer domingo del tiempo ordinario, tanto la primera lectura como la segunda y el evangelio nos invitan a fijarnos en dos figuras: el templo y la palabra.
En la primera lectura nos damos cuenta que el pueblo se encuentra confrontado por la palabra de Dios, le hace hasta llorar, eso sucede cuando se escucha con atención, decía que hombres, mujeres y niños, es decir, todo el pueblo escuchaba con atención la palabra de Dios, era por eso que se confrontaban y por eso se emocionaban.
Nosotros venimos domingo a domingo, el primer día de la semana a escuchar la palabra de Dios, y algunas veces, no nos afecta para nada, salimos igual o peor que cuando llegamos al templo. Hermanos, cada domingo al escuchar la palabra nos tenemos que sentir afectados por ella, porque la palabra de Dios es como dice el salmo de hoy: tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
La segunda lectura nos habla del cuerpo, cada uno de nosotros por el bautismo somos templo de Dios, y como templo de Dios tenemos que acoger la palabra,y acoger a cada uno de sus miembros que somos todos, somos las piedras vivas del templo de Dios, que nos demos cuenta que somos importantes, como es importante cada miembro del cuerpo, y que cada uno tiene su función y su importancia, por eso no nos podemos denigrar uno con el otro, sino que tenemos que valorarnos por lo que somos y formamos parte de este templo vivo de Dios, que domingo a domingo venimos a formar parte de esa comunidad o mejor dicho el templo vivo de Dios.
En el evangelio Jesús entra también al templo el día dedicado a Dios o el día consagrado a Dios, y allí toma el libro y lee la palabra, y esa palabra le deja versu programa de trabajo, su verdadero proyecto de vida y misión con su Padre Dios y con la complicidad del Espíritu Santo. Jesús sabe que esas palabras escuchadas le confrontan y le hace decir: “esto se ha cumplido en mí hoy”. Nosotros cada domingo cuando escuchamos su palabra, también deberíamos decir esta palabra se cumple hoy en mí, no es para mi vecino o mi enemigo, es para mí y la tengo que asumir con fe y esperanza, teniendo la certeza que Dios me está hablando a mí.
Con respecto a ese programa de acción de Jesús, me quedo con el año de gracia que Él dice, porque este año jubilar es un año de gracia para toda la Iglesia, un año de gracia que nos debe llevar a perdonarnos unos a otros, a pedir perdón a Dios y pagar deudas quetengamos con nuestros hermanos. Ojalá nos tomemos en serio este año jubilar y hagamos borrón y cuenta nueva con Dios y con los hermanos.
Señor, que sigamos valorando el templo y la palabra como medio o camino de santificación, que no caigamos en la rutina, sino que avivemos nuestras virtudes teologales para caminar en espíritu y verdad.
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