DOMINGO DÍA DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR (C)

«Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?  

                                                    Lima 01/06/2025 
     
Queridos hermanos Jesús ha venido para hacer el bien y enseñarnos cómo debemos de vivir como hijos de Dios en el Hijo, ya cumplió su misión y nos dejó en herencia el Espíritu Santo y su presencia invisible todos los días hasta el fin del mundo.  

 Ese mismo Espíritu nos dará la   sabiduría y revelación, para conocer al Padre. Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los creyentes. 

Esa herencia que hemos recibido de Jesús, no la tenemos que esconder, no la tenemos que guardar, no nos tenemos que quedar con los brazos cruzados, ni mirando a los cielos como se quedaron los Galileos, sino que, nos impliquemos en la vida, que nos pongamos a trabajar por el Reino, que ayudemos a Dios a restaurar este reino, que vayamos a anunciar la buena noticia, que proclamemos a los cuatro vientos esta gran noticia, que Dios sigue vivo, que está presente en nuestra vida, que no perdamos la esperanza, que confiemos en Él. Vayamos.  

No tengamos miedo, Jesús nos acompaña con su Espíritu para que nosotros en realidad seamos sus testigos.  Cuantos hermanos necesitan realmente de auténticos testigos que den la vida por los demás, cuantas personas esperan ver amigos de Dios, cuantos hermanos que están sufriendo y han perdido la esperanza.  Somos nosotros los que hemos recibido ese testamento de Jesús y lo tenemos que llevar a aquellas personas para que recuperen la esperanza en Dios.  Dios ya te ha dado la fuerza del Espíritu a través del Bautismo y la confirmación, ¿qué estamos esperando de ir por todo el mundo a anunciarle? Seamos responsables de nuestra condición de bautizados.  

 
Hoy podemos parafrasear de la primera lectura: ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado al cielo, volverá como lo habéis visto marcharse al cielo”. Id a vuestra casa, a vuestro trabajo, a vuestros vecinos y anunciadles esta gran noticia, que es la frescura del evangelio.  Hoy estamos invitados a dejar de mirar arriba y pisar tierra, abajarnos para que esa noticia llegue a todos.  
Finalmente, decir que Jesús a parte del mandato de ir a anunciar esa buena noticia de salvación, también tiene un gesto bonito de despedida con sus discípulos que es darles la bendición; en nuestra tierra cuando alguien se va de casa, nuestros padres nos dan la bendición, y en la eucaristía antes de irnos a casa el sacerdote nos da la bendición, hoy en el evangelio vemos ese bonito gesto de Jesús: “levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos”. Una bendición que los acompaña y nos sigue acompañando a esa gran misión encomendada por Jesús. Hermanos confiemos en dicha bendición para que podamos seguir anunciando la buena noticia con esa confianza plena en el Señor. 
En definitiva, ya Jesús se la jugó todo aquí en la tierra y nos ha dicho que también nos las juguemos, dando testimonio de su vida y la del Padre, que no nos quedemos con 
los brazos cruzados, sino que nos pongamos manos a la obra para construir ese reino que tanto soñó.  

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Comentario del evangelio por san Ambrosio

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA (CICLO A)

DOMINGO DE RAMOS (C)