V DOMINGO DE PASCUA (C)

 Todo lo hago nuevo” 

Lima 18/05/2025 

Seguimos avanzando por el camino de la Pascua.  Ese camino en el que asistimos cada domingo al nacimiento y desarrollo de la Iglesia.  Hoy celebramos el quinto domingo de pascua, un tiempo donde vamos viendo esa Iglesia surgir en medio de dificultades, pero una Iglesia que está en camino, o mejor dicho en proceso, hacia esa nueva Jerusalén, Dios se encarga de hacer nuevas todas las cosas. 
En primer lugar, darnos cuenta de que en las primeras comunidades había una Iglesia que tenía un gran dinamismo, era una Iglesia en camino, así les llamaban a los discípulos: los caminantes, luego fue que en Antioquia le comenzaron a llamar los cristianos, ellos fueron de pueblo en pueblo a anunciar la buena noticia de salvación, donde no los escuchaban, luego iban a otros que si les escuchaban y querían beneficiarse de la salvación. 

Hoy en la Iglesia nosotros también tenemos que ponernos en camino, ir a aquellos hermanos que no vienen a nuestra comunidad ni a nuestras celebraciones, tenemos que ir por ellos, no podemos esperar que ellos vengan, porque no lo van a hacer.  Ojalá nos pongamos en camino y que salgamos a aquellas familias para llevarles la buena noticia de salvación. 
En segundo lugar, nos espera una cuidad nueva, la Jerusalén celestial, por eso es el Espíritu de Dios quien se encarga de hacer nueva todas las cosas, nosotros tendremos que cooperar con el Espíritu, para que tengamos un cielo y una tierra nuevos aquí en este momento, no podemos esperar fallecer y ver, desde ya tendríamos que construir los cielos nuevos y la tierra nueva, en realidad  es la meta hacia la que debemos orientar todos nuestros esfuerzos para cambiar las situaciones de muerte que nos rodean, para poder salvar al  mundo con la fuerza y la luz del Señor Resucitado.  Esa luz es la que nos permite mirar el mundo con esperanza, a pesar de todas las catástrofes que amenazan al mundo. Hay esperanza, porque esta profecía sí se cumple en esta Nueva Alianza, sellada con la sangre de Cristo. Todo se hace nuevo.


En realidad, la clave para la construcción de esta nueva ciudad nos la dio Jesús antes de fallecer, ya que lo encontramos en el evangelio de hoy, cuando les dice a sus amigos lo que tienen que hacer, pero les llama hijos, así como un padre quiere dejar una herencia a sus hijos antes de partir de este mundo, así hace Jesús, no es dinero, no son bienes materiales, es nada más y nada menos que el mandamiento del amor. Y esa va a ser la señal, que nos llamen discípulos, porque nos amenos unos a otros; a aquellos primeros hombres las personas comenzaron a llamarles discípulos por la forma como ellos se amaban y trasmitían el mensaje de salvación en cada uno de esos pueblos. 

Hermanos no perdamos la oportunidad de crear una nueva cuidad, un cielo y una tierra nuevos, solo tenemos que poner de nuestra parte, amándonos unos a otros y anunciando a todos los hombres y mujeres la buena noticia de salvación, para que todos nos podamos beneficiar de este amor del Padre.  

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