DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO (Ciclo B)




 El “Domingo de la Palabra de Dios”

“Está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1,15)

Monteagudo 24 de enero de 2021

            En este tercer domingo de tiempo ordinario la palabra de Dios se centra en la conversión, la fe en el evangelio y el anuncio de la Buena Noticia de salvación.

            En la primera lectura y en el evangelio el Señor nos invita a convertirnos: en la primera lectura se vale de Jonás para que les predique a los ninivitas que se conviertan, es decir que vuelvan a Dios, que están desorientados, que vuelvan su corazón a Dios, porque están viviendo desconectados con Dios, gracias a la predicación de Jonás los ciudadanos de Nínive se han dado cuenta y se han convertido. Y en el evangelio Jesús nos invita a convertirnos y a creer en el evangelio, porque el reino de Dios está cerca, Jesús nos hace esa invitación a que acudamos a Dios, que no pensemos desde nosotros mismos, que es necesario acudir a Dios, a creer en su mensaje de salvación, porque Jesús es la buena noticia del Padre. La conversión va dirigida a todos, todos necesitamos convertirnos porque muchas veces nuestra realidad humana está muy lejos a la propuesta del reino de Dios, es por eso que no nos damos cuenta que el reinado de Dios necesita que nosotros cambiemos nuestra mentalidad, para ser unas nuevas creaturas de la humanidad, llevando una vida integral que responda a la voluntad de Dios y dar los buenos frutos del reino de Dios.

            Con lo que respecta el creed o la fe en el evangelio, que es otro de los puntos centrales, el Señor nos invita a convertirnos, pero también a creer. En realidad que toda esta obra de salvación, de anuncio se necesita fe, nos tenemos que fiar de la palabra de Dios, nos tenemos que confiar en el seguimiento de Jesús, a la hora de convertirnos y de anunciar la palabra de Dios lo tenemos que hacer  desde la fe, para que pueda tener sentido teologal, porque si no sería pura fuerza humana sin contar con Dios, y además el mismo Dios es el que nos da la fuerza en las dificultades, seguramente que Jonás y los primeros discípulos han tenido muchas dificultades a la hora de anunciar la buena noticia de salvación, pero como lo resumiría nuestro padre san Agustín: “Si sigues el camino de Cristo, no esperes prosperidad mundana. Él anduvo por caminos ásperos, pero prometió grandes bienes. Síguelo. No mires sólo por dónde has de ir, sino adónde has de llegar. Tolerarás las asperezas temporales, pero llegarás a las alegrías eternas. Si quieres soportar la fatiga pon tu mirada en la recompensa… Pasada la fatiga, llegará el reino eterno, llegará la felicidad sin límite” (Comentario al Salmo 36, 2, 16).

            Con lo que atañe al anuncio de la Buena noticia de salvación, aprovechamos este domingo dedicado a la palabra que hoy celebramos, que todos nosotros somos responsables de este anuncio, y nos toca hacer ese anuncio de la palabra de Dios, todos los bautizado debemos ser una exégesis de la palabra de Dios, la palabra de Dios, no es palabra muerta es palabra de vida, y es la misma persona de Jesús, esa buena noticia no la podemos callar, sí o sí la tenemos que anunciar a otros hermanos, Jesús ha elegido a un grupo de amigos, no solo para que estuvieran con él, sino para que fueran los continuadores del anuncio de la palabra, por eso Jesús les dice, os haré pescadores de hombres, nosotros tenemos y debemos de anunciar la palabra de Dios y con esto estamos colaborando con Dios en su plan del salvar a la humanidad, es decir, el objetivo de los anunciadores o evangelizadores es ayudar a las nuevas generaciones a conocer y a seguir a Jesús.


Para cerrar esta reflexión quisiera decir que el Señor a lo que nos invita a todos es tener disponibilidad e inmediatez, no podemos seguir con los brazos cruzados y acomodados en nuestras falsas seguridades, quiere anunciadores, discípulos bien dispuestos a comprometerse en este proyecto de vida, que el momento es apremiante, como nos dice san Pablo en la segunda lectura de hoy, que vivamos como evangelizadores, que anunciemos siempre, que no perdamos la oportunidad de ser anunciadores, Jonás y los primeros discípulos se pusieron en marcha en esta obra, que nosotros también nos pongamos en marcha en la obra de evangelización. 


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