DOMINGO III DE CUARESMA (Ciclo B)
“Tengo misericordia de los que me aman y guardan mis preceptos (Ex 20, 6)”
En la liturgia de este tercer domingo de cuaresma la palabra de Dios nos puede orientar y guiar a través de un sentimiento, una imagen y una forma de vivir. Sobre el sentimiento estaríamos hablando de un Dios celoso, sobre la imagen sería el templo y la forma de vivir son los preceptos o mandatos del Señor.
C |
on lo que respecta al SENTIMIENTO, nos damos cuenta tanto en la primera lectura como en el evangelio de que nuestro Dios es un Dios celoso, Él no quiere rivales, Él nos ha dado sus normas o sus leyes para que vivamos unidos a Él; en el libro del génesis nos dirá: “No tendrás otros dioses frente a mí. No te harás ídolos, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un dios celoso”. Siempre buscamos otros dioses, que los hacemos a nuestra medida, por eso caemos muchas veces en la idolatría, porque nos gusta postrarnos en esos dioses que nos dan seguridades, aquellos con los cuales son más cómodo vivir.
En el
evangelio vemos a ese Jesús, mostrando también ese sentimiento que proviene del
Padre. Un Jesús celoso por el templo, por la casa de su Padre, de la que se han
apropiado y hecho con ella una cueva de bandidos. Jesús no soporta ver la casa
de su Padre llena de gente que viven del culto. Es ahí, que todas estas personas,
con las cosas que hacían en el templo, han puesto su confianza es en el dinero
y no en Dios. En Jesús vemos en este evangelio, cómo destaca su celo por el
templo del Padre: “mi casa es casa de oración… el
celo de tu casa me devora.” Tratándoles de decir que no pongan la confianza en esas cosas banas,
sino que pongan la confianza en Jesús, que ha venido a demostrarnos esa
confianza en Dios Padre.
En lo que refiere al TEMPLO, vemos a Jesús hablando del templo, no tanto físico, sino del templo de su cuerpo, ya que Él dice: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.” Jesús se está refiriendo al templo de su cuerpo, que en tres días resucitará, ya que Él es el nuevo templo, no es algo figurativo es una realidad, para que los cristianos nos podamos relacionar con Dios Padre en Espíritu y en Verdad a través del nuevo templo, Jesús. Nos dice que cada uno de nosotros somos también templo de Dios, y que en cada corazón humano está latente esa tentación de convertir el templo de Dios en una cueva de bandidos, que nos gusta llenarnos de cosas, y lo que hacemos es sepultar a Dios en nuestro corazón. Por eso estas palabras deben resonar hoy en nuestra vida: “Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.”
Con lo
que concierne a LA NORMATIVA o el
estilo de vida, destacamos los mandamientos de Dios. En la primera lectura, Dios nos da unas
leyes para que podamos vivir junto a Él, sabemos que, por nuestra condición
humana nos alejamos del Señor, muchas veces no las vivimos como realmente
deberíamos de vivir, pero Jesús nos enseña cuál es el mandamiento principal que
es amar a Dios sobre todas las cosas, con todo el corazón, con toda el alma y al
prójimo como a nosotros mismos. Ese Dios desea y quiere que le amemos con todo
el corazón, que no tengamos más otra ley que la ley del amor, y esta ley del
amor es la que nos ha enseñado Jesús. Lo más triste es olvidar que Dios es amor
y el amor no se compra. Por algo repetía Jesús, que Dios “quiere
amor y no sacrificios” (Mt 12, 7).
Hermanos aceptemos con sinceridad y humildad en este tiempo de cuaresma, la invitación que Jesús nos hace a mirar nuestro templo (corazón), para que quitemos todo aquello que nos ata y así podamos adorar al Señor en espíritu y en verdad.
Dios te bendiga ����. graciasssss
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.