DOMINGO V DE CUARESMA (Ciclo B)
“Aun siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer (Heb 5,8)”
Monteagudo 21 de marzo 2021
Ya estamos más cerca de celebrar el misterio pascual. El domingo pasado era el domingo de la alegría, este domingo no es la excepción, también es de alegría, porque el Señor nos sigue mostrando su amor y se sigue dando para salvarnos.
Dios que siempre busca las mil
maneras para salvarnos, por medio del profeta Jeremías nos manifiesta que va a
hacer una nueva alianza con nosotros. Es una alianza especial, no como la
anterior, sino una nueva, una mucho más
profunda que las anteriores. Como dice Jeremías: “Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su
Dios, y ellos serán mi pueblo”.
Una alianza de su propiedad, ya Dios
se nos va metiendo mucho más en nuestra vida, y solo porque nos ama, no porque
nos quiera invadir o nos quiera robar nuestra libertad, le pertenecemos a Él,
somos su pueblo, por eso Él quiere sellar una nueva alianza con nosotros.
Muchas veces podemos interpretar a este Dios como invasor, que viene a meterse
en donde no se le está llamando; pero en
realidad somos del Señor, nosotros no le hemos pedido permiso para que nos
diera la vida, es Él que por amor y por iniciativa propia nos ha creado.
Es hora de obedecer a este Dios que
quiere hacer un pacto con nosotros, tampoco le fue fácil a su Hijo obedecerle, siendo uno, siendo el mismo Dios,
al Hijo del hombre también le ha costado obedecer, y entablar una relación
profunda con su Padre Dios, fue poco a poco que llegó a descubrir ese pacto de
amor con nuestro Dios. Por eso hoy san Pablo nos dice en esa segunda lectura: “Cristo, en los días de su vida mortal, a
gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de
la muerte, cuando es su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo,
aprendió, sufriendo, a obedecer”.
Como Jesús, nosotros también debemos acudir a este Padre Dios, que nos ama, que quiere que nos comuniquemos con Él a través de suplicas u oraciones, Él nos escucha, nos guía y alimenta en cada momento de nuestra vida; por eso debemos aprender de su Hijo quien nos ha enseñado la manera cómo comunicarnos con Dios.
Por último, el evangelio nos invita
a morir a sí mismo, que ya ha llegado la
hora en que Dios Padre ha de sellar para siempre la Alianza de Dios con los
hombres. Una Alianza que no necesita presentar un animal o un cordero, sino que
la víctima va a ser su propio Hijo, pero su muerte tiene sentido de redención,
no de masoquismo, porque nuestro Padre Dios no es sádico, sino que nos ama
tanto que es capaz de darnos a su propio Hijo como víctima de propiciación para
nuestra salvación. Por eso lo dice muy claro san Juan en los labios de Jesús: “Ha llegado la hora de que sea glorificado
el Hijo del hombre. Os aseguro que, si el grano de trigo no cae en tierra y
muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo
se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este. mundo se guardará para la
vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también
estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará. Ahora mi alma está
agitada, y ¿Qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido,
para esta hora. Padre, glorifica tu nombre”. Por eso usa el evangelista esa
imagen del trigo, que si no muere queda infecunda, pero si muere dará mucho
fruto. Esos frutos somos todos nosotros
los que creemos y seguimos a Jesús.
Hermanos, que hoy renovemos esa alianza que Dios ha pactado con nosotros, somos su propiedad, a Él le pertenecemos, por el bautismo pasamos a ser parte de esa gran familia de Dios, que lo único que desea es que nos salvemos, que no nos perdamos, y si nos perdemos el saldrá a buscarnos, eso es lo que más desea. Solo nos toca seguir las huellas de su Hijo a través de la fe y el servicio. Jesús nos invita hoy a seguirle, que caminemos su camino, y no por nuestros caminos que algunas veces nos hacen perder la dirección hacia Dios.
GRACIAS, WILMER QUERIDO,UN FUERTE ABRAZO, BENDICIONES ♥️🙏🏽
ResponderEliminar