SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ
“El Señor te
guarda a su sombra, él guarda tus entradas y salidas”
Monteagudo 19 de marzo 2021
Hoy celebramos la solemnidad de san José, con un toque especial este año porque el Papa Francisco ha promulgado el año de san José. ¿Por qué motivo? Porque se cumplen 150 años de la declaración de san José como patrono de la Iglesia universal, promulgado por el beato Pío Nono el 8 de diciembre de 1870.
La carta apostólica lleva como
título patris corde, que se traduce corazón de Padre. En el interior de la
carta el papa Francisco plantea siete títulos de padre dedicado a san José, no
pretende hacer un estudio de erudito ni académico, lo que pretende es compartir
con nosotros su experiencia que tiene con san José. Él mismo dice citando el evangelio que “la boca hable de aquello de lo que está
lleno el corazón” (Mt 12,34).
Los títulos que desarrolla en la carta
son los siguientes:
⮚
Padre amado
⮚
Padre en la ternura
⮚
Padre en la obediencia
⮚
Padre en la acogida
⮚
Padre de la valentía creativa
⮚
Padre trabajador
⮚
Padre en la sombra
Padre amado
Por su papel en la historia de
salvación san José es un padre que siempre ha sido amado por el pueblo
cristiano, hay muchas personas e instituciones que se han puesto a los pies de
san José para su protección y custodia.
Padre en la
ternura
Jesús vio la ternura de Dios Padre
en la persona de san José, seguro que José era como la mayoría de los padres
con sus hijos, habrá abrazado, besado y cogido de las manos a Jesús para
enseñarle a andar los primeros pasos.
Con todos esos gestos de padre y madre a la vez, le muestra la ternura
de Dios Padre a su Hijo Jesús.
Padre de la
obediencia
José ha sido obediente a la voz de Dios, a la palabra de Dios que se le he revelado en sueños por medio del Ángel: “No temas aceptar a María, tu mujer, porque lo engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1,20-21). Su respuesta fue inmediata: “Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado” (Mt 1,24). Con la obediencia superó su drama y salvó a María. (PC, 3). En José cabe decir lo mismo que su Hijo: aprendió sufriendo a obedecer. (Hb. 5,8).
Padre en la
acogida
En
primer lugar, acogió la palabra de Dios, acogió a María como su esposa, acogió
a su Hijo como la palabra encarnada, como el verbo hecho carne. Esta actitud de
José nos invita hoy a acoger a todos nuestros hermanos, de un modo especial a
los excluidos, los débiles, a los extranjeros y a los huérfanos.
Padre de la
valentía creativa
En
el evangelio vemos a San José que ha
sido un hombre valiente, sobre todo en las dificultades, ante ellas no se ha
cruzado de brazos, ni se dio por vencido, sino que sacó fuerzas y se puso en
camino con valentía y creatividad; por ejemplo, cuando no encontró un lugar
digno para que naciera su Hijo, él mismo ha acondicionado un establo y lo
convirtió en un lugar digno para que pudiera nacer su Hijo, así interviene Dios
en nuestra vida en medio de las dificultades nos ilumina para que nosotros
podamos responder con esa valentía creativa. Cabe preguntarnos hoy en este
tiempo de pandemia: ¿dónde está nuestra valentía creativa? O ¿si hemos sido valientes y creativos?
Padre
trabajador
Ya
nos lo dice el evangelio era un trabajador, específicamente ejerció el oficio
de carpintero, un hombre honesto con su trabajo y responsable para asegurar el
sustento de su familia. Aquí destacamos ese deseo del Papa en la carta:
“Imploremos a san José obrero para que encontremos caminos que nos lleven a
decir: ¡Ningún joven, ninguna persona, ninguna familia sin trabajo!
Padre de la
sombra
José era para Jesús la sombra del Padre celestial, ya que san José fue el que lo auxilió, lo educó, lo protegió y lo fue guiando hasta ser adulto. Que bella imagen, porque ser una sombra es sobre todo un amor que no es posesivo, sino que hay plena libertad de autonomía, así como el de Pueblo Israel fue acompañado por Dios de día y de noche, así fue acompañando José a Jesús, donde se respeta la autonomía y la libertad del otro. José nos enseña esta manera de acompañar a nuestros hijos, como una sombra, no de manera posesiva, sino respetando su libertad y su autonomía.
Por eso a José le viene muy bien ese
adjetivo de castísimo, porque es un amor casto, en palabras del Papa diría así:
“Sólo cuando un amor es casto es un
verdadero amor. El amor que quiere poseer, al final, siempre se vuelve
peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz. Dios mismo amó al hombre con amor
casto, dejándolo libre incluso para equivocarse y ponerse en contra suya. La lógica
del amor es siempre una lógica de libertad, y José fue capaz de amar de una
manera extraordinariamente libre. Nunca se puso en el centro. Supo cómo
descentrarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida”. (PC
7).
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