DOMINGO DE PENTECOSTÉS

 

"El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena.”

(Jn 16,12-15)

  Monteagudo 23 de mayo 2021

Hoy domingo celebramos el día de Pentecostés, ya han pasado cincuenta días en los que hemos celebrado con júbilo y gloria la resurrección del Señor. Celebramos el gran regalo prometido por el Señor, el Espíritu Santo, el paráclito, el consolador, el que nos revela todo, pero también es el gran desconocido, solemos celebrarlo el día de hoy, y luego nos olvidamos hasta el próximo año, y no debería ser así, por que la presencia del Espíritu está siempre como quiere, donde quiere y a quien quiera. Ese Espíritu Santo que en la iglesia sigue estando vivo, y sigue dando fuerza, esperanza y ánimo, sigue avivando nuestra vida cristiana.

En la primera lectura de hoy, nos damos cuenta de que el Espíritu de Dios hace hablar diferentes lenguas, pero todos nos entendemos, es decir, el Espíritu es unidad, es comunión. Hoy en día nos damos cuenta que queremos separarnos por la lengua, raza o color, algo paradójico en un tiempo de globalización, pero nos invita a todos a hablar en el único lenguaje, que es en la lengua del amor, donde nos permite vivir en plena comunión de hermanos, donde no nos confundimos, sino que nos entendemos y nos comprendemos.  Babel es la otra cara de la moneda de Pentecostés, en Babel se quería construir una torre para alcanzar a Dios, y todos hablaban lenguas distintas y no se comprendían, en cambio el Pentecostés es el Espíritu de Dios que baja hacia la comunidad donde todos hablan lenguas distintas pero se comprenden, así es el Espíritu de Dios, nos ayuda a entendernos, a comprendernos, por eso todos los días  en este tiempo de la iglesia, debemos pedir esa presencia divina del Espíritu Santo; también el Señor nos invita y  nos regala ese Espíritu Santo, para ir y anunciar la buena noticia de salvación a todos los pueblos.

En la segunda lectura, vemos cómo san Pablo nos manifiesta esa diversidad de dones, pero un solo Espíritu. Cada uno de nosotros en la comunidad eclesial, hemos recibido un don especial que es propio del Espíritu, un solo Espíritu diversidad de dones para el servicio de la comunidad, no para mí, no para apropiarme, sino, para que juntos en comunión con el Espíritu podamos transformar nuestra vida, nuestra sociedad nuestra iglesia.

En el evangelio, Jesús se hace presente en medio de la comunidad, y sopla su Espíritu para que pueda ser llevado sin miedo, con fuerza, con confianza para anunciar la buena noticia de salvación y bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo a todas las criaturas. Que el espíritu de dios que penetra todo que lo mueve todo que está en nuestro interior nos siga transformando como iglesia, nos siga dando esa luz necesaria para discernir.

J

Jesúsnos regala el Espíritu Santo, capaz de convertirnos en criaturas nuevas, que nos fortalecerá para la misión, facilitará la comprensión de la identidad de Jesús y el sentido profundo de sus palabras.  El Espíritu, es el don supremo que Dios nos concede.  Al recibir el Espíritu, ya no recibimos tan sólo sus dones, sino que recibimos a Dios mismo, el don por excelencia, permitiéndonos vivir su propia vida, participar de su misma naturaleza y haciéndonos herederos de su Reino.  Ese mismo Espíritu que Jesús nos ha dado, sostiene nuestras pobres vidas, alienta nuestra débil fe, y puede llevarnos por caminos que solo él conoce.

Para finalizar, no olvidemos esa presencia salvadora del Espíritu en nuestros corazones; que a la hora de decidir, discernir, tomar algunas decisiones en nuestra vida, no dejemos a un lado al Espíritu, por que el Espíritu de Dios nos lo va a revelar todo y nos va a  iluminar, hay una luz interior en cada uno de nosotros, que es la luz del Espíritu que hemos recibido en el bautismo, en la confirmación  y algunos en el orden sacerdotal, que nos mueve, nos empuja, nos guía, nos ilumina para tomar decisiones  y así discernir cual es la voluntad de Dios con cada uno de nosotros. 

Que el Espíritu Santo nos siga iluminando hoy mañana y siempre ,y digámosle:

 “Ven dulce huésped del alma”.