DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

 

“El Hijo del hombre tiene que padecer mucho” (Mc 8,31)

Monteagudo, 12 de setiembre de 2021

La palabra de Dios, como siempre nos cuestiona, y hoy nos pregunta ¿quién es realmente Jesús para nosotros y cuál es realmente nuestra vida cristiana?, porque algunas veces queremos asumir un cristianismo sin Cruz, una vida cristiana light, nada de sufrimiento, aunque no hemos venido a esta vida a sufrir, la vida plena con Dios va acompañada muchas veces de dolor.

En la primera lectura vemos reflejada la vida de ese siervo de Dios, que se nota sufriente, pero ante el sufrimiento y las dificultades de la vida ha experimentado esa presencia salvadora y protectora de Dios. Cuantos hermanos nuestros no han experimentado esto mismo en este tiempo, donde hay dolor y sufrimiento, pero el Señor está ahí acompañando, está salvando, son dolores y sufrimientos con sentido de redención.

En la segunda lectura, el apóstol Santiago nos vuelve a invitar a reflexionar a que no basta el discurso, sino que ese discurso tiene que ir acompañado por las obras, porque una fe sin obras es vacía.  Es así nuestra vida cristiana, muchas veces pensamos que en nuestra vida basta solo creer y cumplir con los mandatos, y no nos damos cuenta que va más allá del discurso o las formas, es por eso que el mismo Jesús, en otra parte del evangelio, que no es el que se lee hoy, nos dice o nos manda: “Darles vosotros de comer”, así es como tiene que ser nuestra vida cristiana.

En el evangelio, encontramos las preguntas que nos podemos hacer hoy nosotros: ¿quién es Jesús Para mí, y cómo vivo mi vida cristiana?

Ante estas preguntas, qué repuestas damos y cómo estamos viviendo la vida del seguimiento de Jesús. Muchas veces queremos vivir una vida cristiana desde las formas que nos han enseñado, pero cuando nos toca asumir la cruz o dar la vida por los demás, ya nos podemos echar atrás y no seguir a Jesús. En el evangelio de hoy nos encontramos la figura de Pedro que nos representa a todos los seguidores de Jesús, somos cambiantes como Pedro. Unas veces estamos dispuestos a asumir grandes retos en la vida, pero otras veces no, así somos los humanos. El Señor nos invita a ser valientes seguidores, que asumamos la cruz, que le acompañemos hasta el final, como lo han hecho el discípulo amado y María, la auténtica discípula.

Hoy tenemos que dar una repuesta, quién es Jesús para cada uno de nosotros, y cuál es nuestra verdadera religión, y si realmente estamos respondiendo como discípulos o queremos andar por la vida sin cruz, sin compromiso, sin importarnos los demás.

Que hoy volvamos a asumir nuestro bautismo siendo auténticos discípulos misioneros para el reino de Dios.

 

 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

DOMINGO XII TIEMPO ORDINARIO (B)

I DOMINGO DE ADVIENTO (C)

DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO (B)