DOMINGO PENTECOSTÉS (CICLO C)

 

“Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra”

Monteagudo 05/06/2022

           

Que maravillosa es nuestra liturgia y que pocas veces estamos atentos a ella.  Hoy con esta solemnidad del Espíritu Santo cerramos el tiempo pascual, pero no es un cerrar la puerta y quedarnos ahí dentro, sin tomar en cuenta nuestra vida, la vida de los demás y la acción evangelizadora de la Iglesia, no es un cerrar un tiempo, sino es la apertura del Espíritu Santo, que nos mueve a salir de nuestras estructuras y nos invita a salir a anunciar esa buena noticia.

El domingo pasado era la despedida de Jesús subiendo al Padre, pero diciéndonos que nos envía esa promesa del Espíritu, que nos va a ayudar a ser continuadores de este proyecto de amor del Padre.  Somos nosotros ahora, en este momento y en este tiempo, los responsables de que este proyecto se mantenga en píe, aunque el Espíritu de Dios, actúa donde quiera y actúa como quiera, lo que tenemos que hacer es dejarnos guiar por Él, tenemos que ser dóciles a su Espíritu que procede del Padre y del Hijo.

Es el Santo Espíritu de Dios que nos ayuda a podernos entender entre nosotros, porque Él nos da su amor, por medio de este Espíritu nos podemos comunicar con un mismo lenguaje, que es el amor.  Muchas veces, no nos entendemos, por hablar otro lenguaje, pero el Espíritu de Dios es capaz de darnos ese lenguaje que nos lleva a comprendernos y entendernos, sobre todo amarnos unos a otros. Ojalá que podamos hablar con el lenguaje del amor.


En la segunda lectura, nos damos cuenta que el Espíritu Santo nos ayuda a estar unidos, a pesar de tener diversos dones o talentos.   El Espíritu es uno, en la diversidad está la unidad, gracias al Espíritu, y solamente Él, es quien puede crear comunión y unidad entre nosotros.  A veces nuestra forma de ser o nuestro carisma que el Señor nos ha regalado, nos lleva a crear rivalidades entre nosotros, pero el Espíritu salta todos esos prejuicios e incomprensiones y recrea la unidad.

Y en el evangelio, vemos lo que mencionaba al inicio de la reflexión, que con esta solemnidad cerramos el tiempo pascual, pero más bien, es el momento de abrir un nuevo tiempo, es abrir un nuevo plan de ayudar a Dios en este único plan.  Lo que nos toca con la complicidad del Espíritu, es ir y anunciar la Buena noticia de salvación, que Jesús sigue vivo y que es el Espíritu que va ir renovando todo, para eso debemos abrir nuestros corazones y decirle al mismo Espíritu, ven dulce huésped del alma, ven Espíritu divino manda tu luz desde cielo, míranos vacíos, porque realmente nos falta tu aliento, danos ese aliento como el mismo Jesús se lo ha dado a sus amigos para que fueran a anunciar esa gran notica.


Señor, Tú que nos has prometido ese tu Espíritu, queremos pedírtelo hoy para que Él nos recuerde y nos pueda seguir iluminando, por eso quiero cerrar con la oración del cardenal Verdier: “Oh Espíritu Santo, Amor del Padre, y del Hijo, Inspírame siempre lo que debo pensar, lo que debo decir, cómo debo decirlo, lo que debo callar, cómo debo actuar, lo que debo hacer, para gloria de Dios, bien de las almas y mi propia Santificación.

Espíritu Santo, Dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutileza para interpretar, gracia y eficacia para hablar. Dame acierto al empezar dirección al progresar y perfección al acabar. Amén”.

 


Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

DOMINGO XII TIEMPO ORDINARIO (B)

I DOMINGO DE ADVIENTO (C)

DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO (B)