IV DOMINGO DE CUARESMA
“Libra mis ojos de la muerte; dales la luz que es su destino. Yo, como el ciego del camino, pido un milagro para verte.”
Lima
19/03/2023
Seguimos avanzando en el itinerario cuaresmal, rumbo a la cumbre pascual. Sabemos que, en este andar, podemos ir a tientas, es decir, como los ciegos, que no sabemos dar con el verdadero camino, nos pasa a todos, que vamos de camino, pero muchas veces, entramos en dudas, y necesitamos una luz que nos guie, por eso san Pablo nos enseña hoy cómo andábamos antes: “Antes erais tinieblas, pero ahora sois luz por el Señor. Vivid como hijos de la luz, pues toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz. Buscad lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas” (Ef 5, 9-11).
El camino cuaresmal nos invita a andar en la luz, a
que no estemos en tinieblas, tenemos que caminar como hijos de la luz, eso
significa que debemos estar en la verdad, en justicia y en bondad.
La reflexión de hoy, nos invita a partir desde el
bautismo como identidad cristiana. En el
bautismo nos ungen, nos consagran a Dios, nos invitan a salir de las tinieblas
a la luz, de la muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad:
En la primera lectura, vemos que Dios manda a ungir al más pequeño para que forme parte de ese plan de salvación para los demás hombres. Dios manda a ungir a David, de tantos hermanos, es el más pequeño, podríamos decir el más insignificante de los hermanos, pero Dios se ha valido de él, para que fuera el líder de su pueblo. Por eso nosotros como bautizados, no somos los mejores del mundo, pero por el bautismo somos hijos de Dios, ya somos hijos de la luz, para que podamos llevar esa luz a los demás.
San Pablo en la segunda lectura, ya lo hemos citado
arriba, nos dice, que vayamos como hijos de la luz, buscando lo que le agrada
al Señor, que no tomemos parte de las obras estériles, sino que, nuestra vida
como bautizados sea una vida fecunda, que demos luz, que demos vida, nosotros
también tenemos que llevar a otras personas a beneficiarse de esa luz…
El evangelio nos presenta el proceso del hombre
ciego, que va paso a paso, para descubrir la autentica luz. Jesús se le acerca,
lo unge, no con aceite, sino con barro, y luego le manda a lavarse en la
piscina de Siloé, que significa enviado. Así nos pasa a todos por el bautismo, salimos
de las tinieblas y vamos a la luz, y estamos totalmente obligados a ser luz,
para eso nos han bautizado, para ser discípulos y misioneros del Señor. Por el bautismo tenemos que asumir con
autenticidad esta responsabilidad de enviados, además nos tenemos que dar
cuenta hoy con el ciego, que por medio del bautismo veremos, pero poco a poco,
a ese Dios que nos salva por medio de su Hijo, Jesús, y que nos lleve a
ponernos en su presencia, postrándonos ante su majestad, ante su presencia
divina y salvadora.
Como siempre acudimos a Dios para que nos dé una gracia en este cuarto domingo del tiempo de cuaresma, y es la oportunidad de pedirle a Señor que cure nuestra ceguera, para que comencemos a ver todo de manera diferente. Si no caen las escamas de nuestros ojos, como cayeron de los ojos de Pablo y de Agustín y de todos los convertidos de la historia, pidamos a Jesús que abra nuestros ojos a la luz de los valores evangélicos: la vida y el amor, la verdad y la justicia, la convivencia y la solidaridad con los más desfavorecidos sobre todos por aquellos que han perdido sus pertenencias por medio de las fuertes lluvias que han azotado a los más pobres. ¡Ayúdanos, Señor!
Me hace mucho eco "no somos los mejores, pero por el bautismo somos hijos de Dios, ya somos hijos de la luz" entiendo que a pesar de mis limitaciones Dios ve en mí lo que tal vez yo no veo y solo lanzándome a hacer Su voluntad seré capaz de de sacar lo mejor de mí.
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