DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO (A)
“¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”
Lima 24 de septiembre de 2023
En los evangelios de los últimos domingos, leíamos la enseñanza de Jesús sobre la corrección fraterna y el perdón, fundamento de unas nuevas relaciones entre los discípulos y expresión visible del Reinado de Dios. El evangelio de hoy continúa con el anuncio del Reino: la novedad en las relaciones humanas se comprende desde la novedad en la relación de cada creyente con Dios, es decir, el hombre busca a Dios como el mismo Dios sale en búsqueda del ser humano, pero esa búsqueda en realidad es porque el mismo Dios desea y quiere comunicarse con nosotros, por eso cada uno tenemos que creer que Dios quiere y puede comunicarse con cada uno personalmente.
En la primera lectura nos encontramos al profeta Isaías con esta invitación: “Buscad al Señor mientras se le encuentra”. Realmente todos somos buscadores de Dios, pero muchas veces caemos en la tentación de buscar un Dios a mi medida, y se me hace difícil encontrarlo, porque siempre ando en búsqueda de hacer mis planes y mis proyectos, sin discernir o descubrir cuáles son realmente los planes de Dios, si realmente nos queremos encontrar con Dios, tendríamos que buscarlo con sinceridad con la verdad de querernos encontrar con Él, como hijos, no para satisfacer nuestras expectativas o proyectos, por eso dice el salmista cerca está el Señor de los que lo invocan sinceramente.
En Pablo vemos ese deseo de estar con Dios, por eso se encuentra en ese dilema: por un lado, quiere morir ya para poder estar con Cristo, que es mucho mejor, o quedarse en esta vida que, para los de su comunidad es mejor, lo más importante es llevar una vida digna, por eso Pablo después que se encontró realmente con Jesús, ahora quiere volver a experimentar ese encuentro, pero eso sí, para toda la eternidad.
En el evangelio nos encontramos con la parábola de un propietario que sale al encuentro de los hombres, pero, no tiene hora fijada, sino que es él quien toma la iniciativa y es él que sale por los caminos de nuestras vidas, por eso cada uno tiene que aceptar su invitación, porque es Él, nuestro Padre Dios que quiere comunicarse con nosotros, y nos quiere contratar para servir en su reino, aquí no importa la hora, ni el esfuerzo que hacemos, sino lo que importa es que a todos nos va a tratar con el mismo amor, así trabaje más o dedique más tiempo en su proyecto de amor, igual nos va a amar a todos. Nuestra lógica es muy distinta a la lógica de Dios, Él quiere salvarnos a todos;pensamos que tenemos que esforzarnos para podernos salvar, lo que tenemos que hacer es responder y poner manos a la obra en este plan de salvación de Dios para con los hombres. Dios no paga según los méritos ni tampoco por la valía personal, sino por su amor.
En definitiva, Dios quiere comunicarse con nosotros personalmente, Él quiere que colaboremos en su plan de salvar al mundo, que trabajemos en su reino, que todas sus criaturas puedan ayudar.
Hoy vemos en Jesús que nos enseña que la relación de Dios con nosotros es la relación de Padre, relación de amor y gratuidad. Él no se fija en nuestros méritos sino en nuestra necesidad y nosotros debemos aprender a no confundir a Dios con nuestros esquemas estrechos y mezquinos, su amor es más grande y desbordante que nuestros proyectos y planes.



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