DOMINGO XVII DEL TIEMPO ORDINARIO (B)
“Comerán y sobrará”.
Lima, 28 julio 2024
Las lecturas de este domingo giran en torno a un tema específico, la generosidad de Dios. Cuando habla de comida, de banquete, de compartir, de entrega, de solidaridad, todos los temas giran en esa generosidad de Dios.
En la primera lectura, a Eliseo le presenta los panes de las primicias, y Él manda a dárselo a las personas, pero eran muchos para pocos panes, sin embargo, insiste que se los entregue a ellos, confiando en la palabra de Dios que dice: comerán y sobrará, y en realidad todos comieron ysobró. Es verdad que, cuando nosotros somos generosos como Dios, nunca nos falta nada, al contrario, nos sobra.
En la segunda lectura, no nos habla de ser generosos con de los alimentos, pero sí, san Pablo nos invita a ser fieles a la vocación a la que hemos sido llamados, siendo generosos con nuestra vida, a lo mejor no tenemos dinero, cosas materiales que dar, pero tenemos nuestra vida y tenemos una vocación, con esa vida y esa vocación que Dios nos ha regalado podemos multiplicar el pan de la palabra de Dios, y podemos dar vida a todas aquellas personas que nos rodean.
El evangelio nos lleva a una responsabilidad, a un compromiso social, a que asumamos nuestra vida como una vocación, al ver a las personas que estaban como ovejas sin pastor, hoy ve una gran muchedumbre, Él no busca solucionar el problema, sino que pone en tensión a sus discípulos, preguntándole directamente a Felipe: “¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?”.
Una vez más se muestra la generosidad de Dios, gracias a la generosidad de un joven que solo tenía cinco panes y dos peces, eso fue suficiente para comer y para que sobre, sobra no para tirarlo, sino para guardarlo para otro día. Jesús nos enseña que seamos generosos, pero también que guardemos el pan para mañana, muchas personas sin escrúpulo son capaces de botar la sobra de su plato, sin pensar que mañana puede venir una escasez. Que este evangelio nos haga reflexionar sobre esta situación que se vive en algunos hogares y países, tenemos que apostar por el reciclaje de las cosas creadas por Dios.
Queridos hermanos, tanto en la primera lectura como en el evangelio nos damos cuenta de que son dos personas las que han sido generosas, pero dos tipos de personas son las que han distribuido los bienes, para Jesús es suficiente; esas personas, sin nombre ni rostro, van a hacer posible lo que parece imposible. Su disponibilidad para compartir todo lo que tienen es el camino para alimentar a aquella gente. Jesús hará lo demás. Algunas veces nosotros en nuestras comunidades no tenemos dinero o cosas para dar, pero si se nos acercan personas anónimas muy generosas a presentar su ofrenda o su limosna, nosotros tenemos que aprender a distribuir, no quedarnos con nada, sino tenemos que dárselo a los más necesitados, sobre todo a aquellos que padecen hambre. En definitiva, con la generosidad de la humanidad podemos hacer muchos milagros y podemos calmar el hambre en muchos pueblos, pero hace falta tener vocación de administradores de los bienes dados por Dios.
Que Dios, que es generosidad plena, nos dé un corazón generoso y solidario a cada uno de nosotros, y así podamos compartir los bienes de este mundo para que haya más justicia, paz, armonía, solidaridad y fraternidad entre los hombres.
Danos Señor un corazón grande para amar
ResponderEliminarAmén, gracias padre Wilmer
Que así sea, Dios te bendiga 🙏
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