DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO (B)

El Señor abre los ojos al ciego”

Lima 08/09/2024


La primera lectura es una Buena Noticia, que transmite al pueblo esperanza, ya que se encontraba desterrado y además ya estaba cansado de tanta opresión. Ante tanta opresión viene la voz del profeta Isaías a anunciarles la vuelta de los desterrados con imagen bien palpable: “se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará". "han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa; el páramo será un estanque; lo reseco un manantial

Que bueno escuchar unas palabras de esperanza de este calibre, para poder seguir confiando en Dios y seguir caminando hacia Él, como dice el lema del año jubilar de la oración: Peregrinos de esperanza, esos somos todos nosotros como pueblo de Dios, vamos caminando hacia Dios con esperanza.


La segunda lectura nos invita a no hacer juicios a priores con los hermanos, porque algunas veces miramos lo exterior y no miramos el corazón de las personas, y juzgamos por apariencia y no por lo que realmente la persona es. 


En el evangelio vemos a Jesús haciendo realidad las palabras del salmista: "el Señor abre los ojos al ciego, el señor endereza a los que ya se doblan, el señor ama a los justos… con esa manera de sanar Jesús, tan cercana, tan humana, nos deja claro que Jesús es la Gran Noticia: Dios está a favor de los débiles, de los pobres y necesitados…hoy en día nosotros también podemos ser buena noticia para aquellos nuevos pobres: Pensemos en los extranjerosque llegan a otros países buscando una mejor condición de vida, por culpa de los opresores. Pensemos en los ancianos que viven solos. Pensemos en las mujeres y los hombres víctimas de la "violencia". Pensemos en los enfermos con diversas enfermedades incurables y en los que mueren en la guerra. Pensemos en los niños abandonados o los que mueren de hambre. Que nosotros seamos una voz de esperanza para aquellos hombres y mujeres que han perdido la esperanza.

Finalmente, quiero cerrar esta reflexión con el verbo que usa Jesús para poder sanar el sordomudo: “Effetá”, (esto es: “ábrete”), con esta palabra  Jesús nos invita a abrirnos a la fe, pero a una fe auténtica, no aquella fe que va junto al favoritismo, como dice Santiago en la segunda lectura, sino una fe que tiene que tratar a todos por igual y tener un trato especial por aquellos nuevos pobres, en otras palabras: nosotros necesitamos abrir nuestros ojos y nuestro corazón a Dios y a los hermanos. 


Abrirnos a los que necesitan nuestra amistad, abrirnos a los que necesitan cariño, abrirnos a los que necesitan que le escuchen, abrirnos a los enfermos que esperan de nosotros una visita. Además, el Señor nos invita a escuchar los gemidos del triste, escuchar los lamentos de aquél que la vida trata injustamente. No seas mudo ni sordo, deja que el Señor abra tu boca y tus oídos. 


Unos discípulos “sordos” a su mensaje, estarán “mudos” al anunciar el evangelio. Si nos hacemos los sordos al mensaje de Jesús, si no entendemos su proyecto de amor ni captamos su gesto de amor a los que sufren, nos encerraremos en nosotros mismos y no escucharemos los problemas y las dificultades de nuestros hermanos, entonces, no sabremos anunciar ninguna noticia buena.

Queridos hermanos el Señor nos saca del bullicio de la gente, para que estemos a solas con Él, para que podamos escucharle después que Él nos sane y podamos anunciar la gran noticia de esperanza y salvación a la humanidad, que no nos quedemos sordos y mudos, sino que escuchemos y proclamemos la gran notica de salvación.

Comentarios

  1. Dios mi, acompañe en mí camino. Que sea peregrina de esperanza, con mí fé puesta en tí y mediante el amor ser buena compañía para los débiles, pobres, discriminados y sobretodo a los que te conocen poco o nada.

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