II DOMINGO DE CUARESMA (C)

Maestro, qué bien se está aquí

Lima 15/02/2025

Seguimos peregrinando en el tiempo cuaresmal, caminando hacia la pascua, debemos seguir creyendo y esperando en este buen Dios, sin perder lo que realmente deseamos, ya que somos ciudadanos del cielo, no aspiremos las cosas terrenas, sino aquellas cosas del Reino de Dios, donde aguardamos un salvador.

La figura de Abraháneste hombre, nuestro padre en la fe, nos enseña cómo tenemos que confiar en Dios, aunque nos exija cosas tan inhumanas, a pesar de que nuestra lógica razón no entienda la forma de actuar de Dios.


Nuestro Dios actuando siempre de esa manera sorprendente, nunca te deja solo, ya que Él es fiel a su promesa por mil generaciones, así que nos toca confiar y esperar en Él.

La lectura de san Pablo, nos invita a seguir aspirando las cosas del cielo, no las cosas de este mundo, porque nuestro destino final sería la perdición, debemos aspirar las cosas buenas de Dios, ya que ahí está Dios para salvarnos.

En el evangelio nos damos cuenta que, Jesús sigue caminando hacia Jerusalén, pero no va solo, va con sus amigos, ahí hace una parada, para subir al Tabor, es ahí donde el Padre Dios les dice con una voz dulce: “Este es mi Hijo, el amado, escúchenle; esa Voz del Padre que nos invita a escuchar y a confiar en su Hijo.

La liturgia de la palabra de hoy nos invita a reflexionar sobre la fe, ya que, nuestro Padre Dios nos motiva a confiar en su Hijo, por eso a estos discípulos que son acompañados por Jesús en el Monte, son testigos de esa Voz que nos motiva a confiar en Jesús, para que podamos seguir su camino y lleguemos a configurarnos con Él. Definitivamente, cómo no escuchar la voz de quien tanto nos amó, atender las palabras de quien murió por salvarnos. Oír su voz luminosa, hacerla vida en nuestra vida. Subir a la montaña empinada de nuestros deberes de cada día, grandes o pequeños; escalar con ilusión los riscos de cada hora, con la esperanza cierta de llegar a la cumbre y contemplar maravillados la gloria de Dios Padre. 

Hermanos, sigamos peregrinando hacia la tierra prometida, que vamos acompañados por Dios y por los demás hermanos de la comunidad, no perdamos la esperanza, sigamos mirando hacia adelante, con los ojosfijos en el Señor esperando su misericordia.  Que Dios nos siga dando la fuerza y la fe para que no desmayemos o desanimemos en el peregrinar hacía Él mismo.

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