DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)
“Den a Dios y a los pobres con
alegría, porque Dios ama a quien da con alegría”
Monteagudo, 07 de noviembre de 2021
Las lecturas que hoy nos regala el
Señor, se centran en la generosidad, el desprendimiento y la providencia de
Dios para con los hombres.
GENEROSIDAD:
la generosidad es una virtud que nos empuja a dar y a darnos a los demás con alegría, produce alegría, porque san Pablo nos dice que hay más alegría en dar que en recibir. Hoy en día, nos cuesta ser generosos, algunas veces damos para recibir una paga. Hoy el profeta enseña a una mujer viuda, que está a punto de quedarse sin nada, pero el profeta le invita a que sea generosa con lo poco que tiene.
Es así como tiene que ser nuestra
vida de creyente o, mejor dicho, de cristiano, ser solidario desde nuestra
pobreza, de lo que tenemos ser generosos, muchas veces nos gusta tener todo
asegurado en la vida, porque solamente nos fiamos de lo que tenemos y poco nos
fiamos de Dios. Es por ello que el
profeta Elías enseña a esta mujer que lo poco que tiene lo comparta con él.
Ojalá hoy podamos vivir con
generosidad, si queremos saber que realmente estamos dando con generosidad debe
surgir en nosotros: la alegría, el compartir lo más valioso que tengo y además
nos lleva a compartir con una sonrisa, aunque me sienta mal.
DESPRENDIMIENTO:
A todos los seres humanos nos
encanta aferrarnos a las cosas de este mundo, y eso no nos hacer vivir
desprendidos, algunas veces guardamos para asegurarnos el mañana. Hoy el
evangelio nos da una lección por medio de una viuda, que ha dado hasta lo poco
que tiene, nosotros, aun teniendo ese mínimo somos capaces de guardarlo y hasta
esconderlo por si acaso mañana nos falte algo, no somos capaces de fiarnos de
Dios, sino fiarnos de nosotros mismos.
El no ser tan desprendidos, podemos
estar hablando que en mí hay algo de egoísmo, nos cuesta desapropiarnos de
nosotros mismos, siempre buscamos velar por nosotros mismos, no es malo, pero
tampoco está bien, porque eso no nos dejar fijarnos en los otros, y podemos
caer en la tentación de ver personas que necesitan de mi pobreza para
socorrerla, pero no soy capaz de desprenderme de lo poco que tengo.
El verdadero amor es dar y darse
hasta que te duela, porque sí no eres capaz de dar lo poco que tiene y solo das
lo que te sobra, ya no es amor, sino que es otra cosa, es más la viuda nos
enseña a vivir desprendidos de los bienes materiales y a trabajar con prontitud
para mejorar nuestra situación actual con el corazón abierto a las necesidades
de los demás.
PROVIDENCIA DE DIOS:
Las dos lecturas, tanto la primera lectura como el evangelio, nos enseñan y nos dan a atender de que Dios, no olvida a sus hijos, que siempre tiene las manos abiertas para poderle socorrer en sus necesidades. Ahí vemos una viuda que ayuda al profeta y Dios le da una recompensa de que no le falte, nada en su hogar, ahí está la figura del evangelio que se da para poder hacer realidad la providencia de Dios en otros hermanos que necesitan esas pocas monedas de la viuda.
En realidad, vivir desde esa
providencia de Dios, es nada más y nada menos vivir confiando en Él, que Él sea
nuestro único tesoro, que nuestro corazón solo quede puesto en Él, que, siendo
generoso, desprendido, nos haga vivir nuestra vida desde la fe, esperanza y el
amor, y es la clave de nuestra vida cristiana, en realidad nosotros no nos
fiamos ni de nuestra propia sombra.
Pidamos
hoy al Señor que vivamos nuestra vida cristiana siendo generosos, desprendidos
y confiando en Dios, poniendo solo nuestra esperanza en Él y viviendo desde su
amor y entrega a los demás.
Amén, gracias querido Wilmer
ResponderEliminarDios te bendiga y te proteja siempre.
Un abrazo fuerte
Amén.
ResponderEliminarMuchas gracias Wimer por compartir la palabra de Dios.
ResponderEliminarGracias x tus palabras. El ser generosos no sólo pone a prueba nuestro amor, sino nuestra confianza en la provisión divina
ResponderEliminar