DOMINGO V TO (CICLO C)
“No
temas, desde ahora serás pescador de hombres (LC 5,1-11).”
Ciudad
de México, 6 febrero 2022
En este domingo, nuestro buen Dios nos regala una bonita palabra, donde nos llama a una misión. En la primera lectura tenemos la persona de Isaías, un hombre de labios impuros pero que se deja tocar por el Señor para colaborar con Él en ese pueblo también de labios impuros. Se pone a disposición de Dios, manifestando primero su debilidad, su fragilidad, pero el Señor lo purifica, e Isaías le responde: envíame a esa misión; se arriesga, se dispone a colaborar con Dios, se hace cómplice de Dios en esta gran misión, en este plan de salvación.
En la segunda lectura, tenemos a un Pablo que no se considera discípulo, apóstol del Señor, se considera un hombre frágil y débil, un aborto, este Pablo que después de ser un perseguidor, se dispone a rescatar, a buscar personas que puedan vivir de acuerdo al evangelio, y nos hace un resumen de lo que es la historia de salvación, y lo que es el kerigma de salvación que Dios quiere que trasmitamos a los demás, esa pasión y muerte, esa resurrección del Señor. El Señor llamó a Pablo por pura gracia de Dios, para que sea su instrumento de salvación y amor para con su pueblo, sobre todo para con los gentiles.
En
el Evangelio, ya no es solo una persona, sino es un grupo de hombres que se
encuentran en su acción ordinaria, en su trabajo cotidiano y ahí también se
aparece el Señor. Hombres que se
encuentran frustrados, preocupados, porque han pasado toda la noche sin poder
pescar, y Jesús les dice “Echen las redes,” un Jesús que es carpintero, que a
lo mejor no sabe nada de pesca, pero Pedro en su nombre hecha las redes y saca
tal cantidad de peces que estuvo a punto de romperse las redes, pero no
solamente se quedó ahí, en el oficio, sino que Jesús les dijo “Os haré
pescadores de hombres”, y ellos inmediatamente dejaron las redes y le
siguieron, le siguieron en este plan de salvación. Hermanos, hoy el Señor nos invita a escuchar
su voz, a responderle y a trabajar en su misión, es una llamada, una respuesta,
una misión. El Señor nos llama a pesar
de nuestras fragilidades, a pesar de nuestras debilidades, no llama a los
buenos, llama a los débiles a los frágiles para confundir a los sabios y
entendidos, y nos llama para ser instrumentos de amor y de salvación, porque,
así como hemos sido salvados por Dios, Él también nos llama para sanarnos y
liberarnos.
Para concluir, cierro con un pensamiento de nuestro padre San Agustín “Dios no llama a los buenos, sino que a los que llama los hace buenos.”
Gracias mi estimado Fray Wilmer Moyetones por compartir. Excelente homilía. Muy buena reflexión que me ayuda a verme como lo que soy. Como dice San Pablo, <> y que como Pedro, tenga la humildad de reconocerme pecadora y ver mí condición humana. Para poder dar lo mejor de mí, una vida más amplia y profunda y así poder seguir a Jesús y trabajar por su reino. Amén 🙏🏻
ResponderEliminarGracias Wilmer!!!
ResponderEliminarPor tus Reflexiones, q nos hacen tanto bien. Dios te bendiga siempre. Un abrazo grande