DOMINGO VIII DEL TIEMPO ORDINARIO (Ciclo C)
“Es
bueno darte gracias, Señor” (Sal 91.)
Monteagudo,
27 de febrero de 2022
Hermanos en las lecturas de hoy, si queremos buscar una palabra central o clave que nos pueda ayudar a hacer una reflexión, diríamos que es el DISCERNIMIENTO.
La
palabra "discernir" viene del latín discernere y significa
"distinguir". Sus componentes léxicos son: el prefijo dis-
(divergencia, separación múltiple) y cernere (distinguir, en origen cribar).
Ver: prefijos, otras raíces latinas, discernimiento, cerciorar y también
certamen.
La
primera lectura, nos habla de que, antes de emitir un juicio sobre alguna
persona, debemos hacer un debido discernimiento, no nos podemos dejar guiar por
la primera impresión que nos da, hay que por lo menos escuchar a la persona y a
partir de ahí, nos hacemos un concepto de la misma.
La misma primera lectura nos pone esa imagen
de la criba, que nos ayuda a discernir, quedarnos con lo mejor o lo más auténtico
de las personas y de las situaciones que nos toca discernir, por eso, a la hora
de actuar, todo lo pasamos por la criba, para quedarnos con lo mejor de las
cosas.
En la segunda lectura, nos toca ver ese discernir entre la vida y la muerte, podemos darnos cuenta que la muerte no tiene cabida en el ser humano, la vida es la que ha triunfado, gracias a la entrega total de Jesús por medio de la cruz. A nosotros, los pecadores, nos toca entregarnos sin reserva a la obra del Señor con ese convencimiento que no se queda en vano nuestro esfuerzo, contando siempre con la gracia de Dios.
En
el evangelio nos enseña Jesús que, para poder discernir, debemos contar con una
persona experta en la materia, si es un discernimiento espiritual, una persona
en el Espíritu, porque Jesús, muy bien lo dice: un ciego, no puede guiar a otro
ciego. Para poder guiar a otra persona
nos debemos de preparar, ahora somos discípulos, después seremos maestros que
podamos ayudar a otros hermanos en la vida espiritual y en el seguimiento de
Jesús. La comparación que usa es bien clara:
me tengo que sacar primero la viga de mi ojo antes de pretender sacar la mota
del ojo de mi hermano. El Papa Francisco insiste a menudo en la sana costumbre
de acusarse uno mismo, en vez de (o antes) de acusar a los demás, pero al
conocerme y saber quién soy realmente, puedo ayudar a otros hermanos a ver
mejor las cosas y saber responder desde los criterios de Dios.
La vida del discernimiento nos lleva a ver lo que es bueno y lo que es malo, y a partir de ahí tomar buenas o malas decisiones. Cada uno de nosotros debemos estar en sintonía con el Espíritu de Dios, para poder sacar de las cosas lo mejor, y quedarnos con lo mejor para nosotros, pero con criterios evangélicos. Dicho criterio lo podemos ver con la figura del árbol bueno que da buenos frutos; el corazón bueno transformado por el amor misericordioso de Dios, también da buenos frutos, frutos de amor, de misericordia, de comprensión. Es un examen que debemos aplicarnos para conocernos cómo somos realmente y discernir bajo la luz del Espíritu. No podemos dar los frutos que Dios nos pide, si el corazón lo tenemos corrupto.
Amén Amén Amén
ResponderEliminarUn abrazo grande Wilmer
Amén Padre. Saludos.
ResponderEliminar