SOLEMNIDAD DE SAN EZEQUIEL MORENO
MI REFUGIO Y MI FORTALEZA ERES TÚ
Monteagudo,
19 de agosto de 2022
Hoy la gran familia agustiniana celebra esta fiesta importante como es la de San Ezequiel Moreno, hoy nos sentimos orgullosos y alegres por celebrar la vida de una persona como él.
Quiero destacar en la reflexión tres
rasgos que pueden identificar a San Ezequiel Moreno, el primero es el sentido
de pertenencia, la obediencia y la misión. No pensemos que son estos tres
únicos rasgos que identifican la persona del santo, hay muchos más, pero me
quiero limitar solo a estos tres.
En el primer rasgo San Ezequiel Moreno sabía que pertenecía a alguien superior a él, es decir, sabía que pertenecía a Dios, era un hombre que desde niño sentía que su vida no pertenecía a él, sino a Dios por eso deseaba enormemente consagrase a Él, cuando una vez le preguntaron que iba a ser cuando seas mayor, respondió: yo fraile, y aquí donde nos encontramos fue donde el consagró su vida a Dios, este lugar ha sido testigo de ese gran deseo de fray Ezequiel. Él sabía que pertenecía a Dios, y no solo a Dios, sino a una familia religiosa como es la familia agustina recoleto, un detalle del padre Ezequiel de sentirse parte de esta familia era esas ganas de venir a pasar sus últimos años de vida en esta comunidad, porque la siente parte de su vida, aunque como obispo hubiera preferido quedarse en tierra Colombiana y morir allí, así que san Ezequiel es un hombre que tiene ese sentido de pertenencia a Dios y a la Orden.
En el rasgo de la obediencia, san Ezequiel Moreno por los
movimientos que tuvo en su vida nos
damos cuenta que era un hombre obediente, ya desde niño quería ir a Filipinas tenía ese deseo de ser misionero, en estar dispuesto a ir donde
realmente lo necesita la Iglesia, en su caso nos damos cuenta que de aquí
partió a las islas Filipinas, luego volvió como superior a Monteagudo y luego a Colombia a restaurar la
recolección; realmente era un hombre que estaba bien dispuesto para ir donde lo
necesitaba el Señor, sin ponerle peros ni al Señor ni a sus superiores para
llevar ese mensaje de salvación a cualquier lugar, por eso destacamos en san
Ezequiel esa obediencia, una obediencia que no es una obediencia ciega sino que
es una obediencia desde la fe de Dios porque ahí está la clave para vivir esta
obediencia, tenía mucha fe en Dios y mucha fe en los superiores y esa fe en sí
mismo que lo empujaba a esos lugares sin cálculos, sin peros sino disponible,
abierto a la acción del Espíritu dispuesto a lo que pueda suceder con su vida
El tercer rasgo, y el último, es la
misión que tiene que ver mucho con la obediencia, fue a Filipinas y ahí ejerció
su ministerio sacerdotal con mucho ímpetu con mucha fuerza con muchas ganas,
luego vino aquí de superior y su labor de apostolado por los pobres, su entrega
generosa, su disponibilidad para el servicio lo tenía bien marcado y luego
vemos su ida a Colombia donde fue pastor, fue a restructurar la recolección, fue un hombre que se entregó
como pastor disponible para atender a los enfermos, se gastó su vida por el servicio del evangelio, su misión eran
los más necesitados incluso cuando era pequeño, cuando era la fiesta de san
Roque, la fiesta del pueblo, como nos encontramos ahora en Monteagudo, se privó
un par de veces de la fiesta de las vaquillas para cuidar a una persona
necesitada del pueblo.
De san Ezequiel podemos aprender estas tres cosas: sentirnos que pertenecemos a Alguien y a algo, ser obedientes a la palabra de Dios ser obedientes a los superiores y estar dispuestos a la evangelización, san Ezequiel descubrió una misión, él supo cuál era su misión, la pregunta que les dejo en reflexión es ¿Cuál es mi misión? Si la misión que estoy ejerciendo hoy, ¿es voluntad de Dios o es mi voluntad? que esa misión coincida con la voluntad de Dios con la obediencia al Padre es lo que nos toca a nosotros discernir y descubrir cada día, san Ezequiel lo descubrió, él era un hombre libre dispuesto a obedecer la voz de Dios por medio de la palabra.
Que nosotros como parte de esta
comunidad, de este pueblo, aprendamos de San Ezequiel Moreno esa
disponibilidad, ese sentido de pertenencia y esa obediencia a Dios para que
podamos también algún día gozar de la dulzura del Señor gozar de las maravillas
del Señor como lo está haciendo san Ezequiel Moreno.



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