DOMINGO DE RAMOS (B)
“Siendo de condición divina, se despojó…, tomando la condición de esclavo” (Flp 2,7).
Lima 24 de marzo 2024
Con el domingo de Ramos damos inicio a la semana santa, una semana que nos ayuda a reavivar ese misterio pascual del Señor, Pasión, muerte y resurrección.
En este día la liturgia de la palabra nos va a presentar la vida de Jesús, específicamente el momento más dramático de su historia. Ha entrado triunfante en Jerusalén, pero ese gozo y esa alegría de su entrada triunfal se va a ver truncada por traición, condenación, terror, angustia, por un juicio incoherente, en dos palabras, en sufrimiento y muerte.
Sufrimiento y muerte que hoy en día se repite y seguirá repitiéndose, porque son realidades a las que no podemos escapar. Jesús a pesar de su condición divina como dice san Pablo a los Filipenses, se despojó de su rango y ha tomado nuestra condición de esclavos semejándose a nosotros, menos en el pecado, para que podamos llevar y aceptar cada dolor, sufrimiento y muerte, con ese sentido de redención y salvación que le ha dado Jesús desde la Cruz.
Siempre nos hemos preguntado por qué Dios Padre ha permitido tanto sufrimiento a su Hijo Jesús, pero esa misma pregunta nos estamos haciendo siempre, ahora más que nunca por las guerras y tanta violencia en el país, nos encontramos en un tiempo de la historia que todos los días mueren miles y miles de personas en todo el mundo por diversas causas y situaciones sociales; sabemos que por culpa de estas muertes también quedan muchas personas sufriendo por la pérdida de sus seres queridos; y escuchamos esos gritos: ¡Cuánto dolor, cuanto sufrimiento!
Pero en medio de tanto dolor y sufrimiento está también la fe y la esperanza del mismo Jesús, Él tampoco quería pasar por este dolor, pero se ha fiado de su Padre Dios, que le dará la fuerza necesaria para poder soportar este sufrimiento, porque ambos se traían algo entre manos para la humanidad, que es nada más y nada menos que la salvación del mundo. Jesús no pierde esa esperanza de que su entrega al sistema político y su muerte tiene un sentido grande para Dios y la humanidad, por eso ha aprendido a obedecer, sufriendo.
Para Jesús no fue fácil esta misión del Padre, pero gracias a su Sí, nos ha vuelto a abrir la puerta del corazón de Dios, por eso cuando muere en la cruz los cielos se abren, y ahí mismo algunos reconocen el motivo de su presencia y de su entrega: “En verdad este era Hijo de Dios”. Después que lo condenan y lo asesinan en la cruz es que se dan cuenta de la injusticia que han cometido ante el Hijo de Dios. Toda esta lucha, sufrimiento e injusticia sufrida por Jesús, sigue ocurriendo todavía en el siglo XXI.
Hermanos iniciamos la semana mayor, les invitamos a participar a todos los actos litúrgicos de estos días, es bueno que meditemos y reflexionemos desde nuestro interior lo ocurrido a Jesús, no como simple espectadores, sino que nos dejemos afectar.
Que podamos Repasar y revivir la Pasión del Hijo de Dios para que reaccionemos y nos indignemos por tantos hombres y mujeres que son Dios, que actualmente viven similares situaciones, y que también son eliminados, machacados, silenciados, humillados por intereses de todo tipo, económico, político, cultural, social, religioso, etc.
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