V DOMINGO DE CUARESMA (B)
“Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto”.
Lima 17/03/2024
Hermanos seguimos avanzando en este camino cuaresmal rumbo a la pascua, ya hemos dado un paso más, así que enrumbamos a ese gran acontecimiento de la Resurrección.
Lo primero que podemos destacar es la escucha y obediencia a Dios, para que nos demos cuenta que quiere sellar una alianza con nosotros, quiere hacer un pacto con nosotros, somos de su propiedad, solo a Él le pertenecemos. Esa Alianza tiene que estar escrita en nuestro corazón, no podemos estar haciendo Alianza con Dios momentáneamente, sino que tiene que ser para toda la vida. Si estamos atentos a su palabra, esa palabra de Dios no se la va a llevar el viento, sino que llegará a nuestro corazón, y nos hará un corazón nuevo, un corazón puro como repetimos en el salmo y al tener un corazón nuevo actuaremos con los mismos sentimientos de Jesús, y así daremos vida a los demás.
Lo segundo que debemos destacar es la entrega total de este Dios, por medio de su Hijo Jesús al morir en la Cruz; que fue aprendiendo a obedecer al Padre, pero con sufrimiento: Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Así es nuestro Dios que se entrega totalmente y nos quiere solo para Él. Por estos días nos va hablando de no tener otros dioses, que Él es el único Dios, es por eso que quiere salvarnos y nos da a su Hijo para que Él lo dé todo por nosotros.
En realidad, si escuchamos la voz de Dios y le obedecemos, estamos haciendo la voluntad de Dios. Lo que queremos destacar aquí es que, hacer la voluntad de Dios no es fácil, porque al mismo Jesús siendo Dios se le hizo difícil hacer la voluntad del Padre, aunque había escuchado su voz, aunque su palabra estaba escrita en su corazón, igualmente se le hizo difícil, ya el mismo lo dice en su palabra: “PADRE, SI ES TU VOLUNTAD, APARTA DE MÍ ESTA CÁLIZ; PERO NO SE HAGA MI VOLUNTAD, SINO LA TUYA”. Hoy la segunda lectura nos lo hace ver, esa dificultad o sufrimiento que tuvo Jesús a la hora obedecer y hacer la voluntad de su Padre: “ÉL, A PESAR DE SER HIJO, APRENDIÓ, SUFRIENDO, A OBEDECER…”
Ahí nos damos cuenta de que obedecer es casi lo mismo que hacer la voluntad del Padre, pero esto te lleva al sufrimiento, porque obedecer a Dios y hacer su voluntad nos lleva a una entrega total, a un morir nuestros caprichos, nuestros planes y aceptar los planes de Dios con nosotros, porque el que pierda su vida por amor a Dios la gana para siempre, pero el que intenta salvarla, la pierde para siempre, por eso quien guarda la palabra de Dios, no sabrá lo que es morir para siempre”.
En el evangelio nos pone una imagen bella para entender realmente la voluntad de Dios Padre con nosotros, ya que nos dice que tenemos que vivir la misma experiencia del grano de trigo, tenemos que morir, es el morir a sí mismo, es morir a nuestros caprichos y a nuestras voluntades, si queremos generar vida y queremos la vida plena con Dios nos toca morir y darlo todo por amor a Dios y a los demás.
En definitiva, tenemos que ir muriendo a nosotros mismos y a nuestros caprichos, y eso no es fácil porque muchas veces nos gana el orgullo, el egoísmo. Ojalá seamos trigo, que vayamos muriendo para que podamos ser pan para los demás, desde el silencio y la humildad tenemos que aprender a ser grano que muere para volver a la Vida y dar vida a los demás.
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