DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO B

TALITHA QUMI, ¡NIÑA LEVÁNTATE!

Lima 30/06/2024


En la primera lecturadel libro de la sabiduría, nos damos cuenta que el Señor nos ha creado inmortales, nos ha creado a su imagen y semejanza, pero por culpa del pecado ha entrado la muerte, pero , para que no se viera frustrado ese plan de salvación, Dios ha buscado una solución inmediata, hacerse presente Él mismo en nuestra vida, haciéndose  semejante a nosotros menos en el pecado, con la presencia real, que es Jesús, que ha venido para salvarnos no para condenarnos, ha venido para darnos vida y vida en abundancia, ha venido para sacarnos de las tinieblas, y para liberarnos de todo aquello que nos ata, además para darnos la luz necesaria para no caminar en tinieblas ni en el error.   Por eso hoy en el evangelio se palpa dos ejemplos de que Jesús es el hombre que da la vida y devuelve la dignidad a las personas: en la mujer que llevaba doce años alejada de la sociedad, por su condición, y Jesús le devuelve la vida, la dignidad como persona, y el otro ejemplo es esta niña de doce años a quien también le devuelve la vida.

Para llegar a tener la vida y dignidad como persona, Dios nos pide que tengamos fe, confianza en Él.   Aquí en el evangelio nos encontramos dos prototipos de fe: la mujer, que no tiene nombre, ella se acerca a pesar de que no está bien vista por la sociedad, pero se acerca y se conforma por tocarle el manto, de ella podemos aprender cómo buscar a Jesús con fe, cómo llegar a un contacto sanador con Él y cómo encontrar en Él la fuerza para iniciar una vida nueva, llena de paz y salud.  La mujer no se contenta solo con ver a Jesús de lejos, busca un contacto más directo y personal. Actúa con determinación, pero no de manera alocada, no quiere molestar a nadie, se acerca por detrás, entre la gente, y le toca el manto. En ese gesto delicado se concreta y expresa su confianza total en Jesús. El otro prototipo de fe es Jairo, identificado como "jefe de la sinagoga" y hombre importante en Cafarnaúm, que acude a Jesús para que cure a su hija, Jesús le dicebasta que creas”, y este hombre creyó en la palabra de Jesús se fió de Él y su niña volvió a la vida.


Para que todo esto se haga realidad en nuestra vida, nos basta saber que Jesús es nuestro salvador, que sin Él no nos podemos salvar, que hemos sido salvados por pura gracia, nos pide que creamos que es Él nuestro único salvador, que creamos en su palabra, que nos acerquemos a Él con plena confianza, que no pensemos que no nos va a socorrer porque somos pecadores, al contrario, para eso ha venido, para redimirnos.

Quiero acabar esta reflexión con un texto de nuestro padre san Agustín del libro de las confesiones: di a mi alma: yo soy tu salvación. dilo de forma que yo lo oiga. los oídos de mi corazón están ante ti: ábrelos y di a mí alma yo soy tu salvaciónQue nosotros hoy también escuchemos en nuestros oídos y lo creamos, que Él es nuestro salvador, que Él no quiere nuestra muerte, sino la vida eterna.

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