DOMINGO XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO (B)

  


El que viene a mí no tendrá hambre.

Lima04 de agosto2024


Este domingo continuamos con el discurso del pan de vida, seguiremos descubriendo que Dios acompaña a su pueblo, camina con su pueblo.

En la primera lectura vemos a un pueblo de Israel que desea volver a la antigua condición de esclavitud, ya que ha sentido hambre y ha dudado de la presencia de Dios, pero como Dios nunca deja solo a su pueblo, se manifiesta con el maná, el pan bajado del cielo y codornices, dos alimentos que podríamos tomarlo de forma natural, pero lo que más nos puede ayudar es darnos cuenta que Dios nunca abandona a su pueblo, que su providencia siempre se va a manifestar de cualquier forma.


En la segunda lectura san Pablo nos invita a vivir como nuevas personas, que ya no vivamos como los paganos, sino como los auténticos cristianos, aquellos que tenemos el Espíritu Santo por medio del bautismo, que vivamos renovados en el espíritu, en la mente, revestidos de esa nueva condición de hijos de Dios. Para morir del todo al hombre viejo tendremosque haber encontrado la perla fina y el tesoro escondido (Mt 14, 44-46). Nosotros, que nos hemos encontrado con Cristo nuestro tesoro, debemos recordar a menudo por qué hemos decidido vivir de otra manera, con Cristo, como seguidores de Cristo.

En el evangelio seguimos con el discurso del pan vivo bajado del cielo, pero Jesús les hace caer en la cuenta que lo andan buscando porque los han hartadodel alimento, su único interés es llenar su barriga, satisfacer sus intereses, no lo buscan para seguirlo ycomprometerse con Él en el plan de salvar la humanidad, por ello Jesús les dice: “No trabajéis por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y os da vida eterna; Jesús no quiere que lo busquen como un simple hacedor de milagros, por eso les aclara lo del maná: que no fue Moisés, sino Dios, que es quien tiene cuidado de nuestra vida.


Los cristianos de hoy nos podríamos preguntar, si realmente buscamos a Dios cuando venimos a misa, o estamos en busca de saciar nuestras necesidades humanas, como dice santa Teresa: debemos buscar, no los dones del Señor, sino buscar al Señor de los dones. Con determinada determinación.

Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz anunciamos tu muerte hasta que vuelvas, ese debe ser nuestro sentido de venir a recibir el verdadero pan bajado de cielo, que podamos creer para que nunca más tengamos hambre y sed, es decir llegar a la plenitud de la vida.  Este pan es la verdadera comida, por eso debemos de vivir con esperanza cada vez que comemos de este pan. 


Todos sabemos que el ser humano es un ser de necesidades y nunca nos encontramos totalmente satisfechos, o mejor dicho plenos, por eso, por medio de esa necesidad sale el grito del hombre necesitado: “Tengo hambre, siento miedo, deseo ser amado, estoy agobiado, me muero..  Verdaderamente todos somos unos mendigos, como dice san Agustín, y hoy todos podemos gritar: “Señor, danos siempre ese pan”.

Comentarios

Entradas populares de este blog

DOMINGO XII TIEMPO ORDINARIO (B)

I DOMINGO DE ADVIENTO (C)

DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO (B)