DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO (B)

“¿Jesús se le quedó mirando con cariño

Lima, 13 de octubre de 2024


Hoy las lecturas tienen muchas luces para iluminarnos y guiarnos en el caminar del Padre, y nos ayudan a discernir en realidad cuál es y debe ser la voluntad de Dios en nuestra vida.

En la primera lectura tenemos una clave del discernimiento, que es pedir la sabiduría del Señor, que proviene de lo alto y dada por el Espíritu Santo: ella viene del Trono de Dios y debemos pedirla para que podamos discernir lo que realmente Dios quiere con nosotros, además, teniendo la sabiduría del Señor vale más que tener todo el dinero del mundo, de qué nos vale tener todas la seguridades del mundo si nos falta la sabiduría de la vida, para saber estar y saborear la vida, muy bien lo dice la primera lectura: “Con ella me vinieron todos los bienes juntos, en sus manos había riquezas incontables”. Eh ahí la riqueza del ser humano, la sabiduría que proviene de Dios, en ella están todos los bienes y todas las riquezas de este mundo, así que no hace falta nada más


.


La sabiduría por ser palabra de Dios, es tajante como esa espada de doble filo, pero además es viva y eficaz, es la que nos hace actuar desde el ser de Dios y no desde nuestros pensamientos e ideologías; la sabiduría del hombre tiene una fuente divina. Dios la puede comunicar a quien quiere, porque Él mismo es el Sabio por excelencia. Roguemos a Dios que nos conceda esa Sabiduría que conduce a la vida eterna.



Y el evangelio de hoy nos presenta la figura de un hombre, que era rico y que busca a Jesús para preguntarle qué es lo que debe hacer para ganar la vida eterna, es decir, este hombre se pone en esa actitud de discernimiento, pero él se está moviendo desde la norma y no desde la voluntad de Dios.


Desde la norma, porque primero le dice a Jesús: maestro bueno, y además pide qué debe hacer, así que Jesús le responde los mandamientos, él dice que ya desde niño eso hace, ahora Jesús, le propone que venda todo lo que tiene y se lo dé a los pobres, pero se puso triste.


Con esa actitud, este hombre ya no quiere obedecer la voluntad de Dios, porque el Señor le está pidiendo en ese momento de su vida que distribuya sus bienes, y que no se encierre en la riqueza. Para Jesús la riqueza no es mala, pero puede ser un obstáculo para obtener la vida eterna, porque ella, la riqueza, se está apoderando del corazón del hombre.  Debemos despojarnos de, para sentirnos más libres, para así poder caminar sin ninguna dificultad, siguiendo las huellas del Maestro, y llegar a ser un verdadero discípulo suyo.


En ese desprendimiento y obedecer a Dios está la verdadera sabiduría, ya que, teniendo la sabiduría de Dios lo tenemos todo, y podemos colaborar con Él en orden a nuestra salvación y la salvación de los demás. 



En la figura del evangelio, a pesar que es Dios que se lo pide, no ha tenido esa voluntad de optar por la pobreza, la mejor pobreza, es la voluntaria, pero en realidad no es pobreza, sino riqueza, porque dejándolo todo, lo único que recibimos es al mismo Dios, ahí vemos que nuestra única riqueza o tesoro es Dios.  Lo que debemos hacer en este tiempo es desprendernos y vivir con lo necesario y fiados de Dios.

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