DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO (B)

El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres

Lima27 de octubre de 2024


En la primera lectura, nos damos cuenta de que el plan de salvar la humanidad no es de nosotros, sino del mismo Dios, pero Él se vale de cada uno, para poder llevar consuelo, alegría, paz y amor a todos los pueblos.  El profeta Jeremías nos lo deja ver hoy: “El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel. Mirad que yo os traeré del país del norte, os congregaré de los confines de la tierra.  Así es nuestro Dios, nos va guiando, nos va llevando a torrentes de agua, es el buen pastor, el que nos conduce a fuentes tranquilas. Así es como tiene que ser la vida del misionero, llevar a su pueblo por caminos rectos, lafuente de agua viva, que es el mismo Jesús.

En la segunda lectura, la carta a los hebreos quiere destacar la función del sumo sacerdote, para que reflexionemos que nuestro ministerio no es para actuar como un funcionario, sino como un pastorHemos sido elegidos por el mismo Dios, para ayudarle a administrar su gracia en este mundo, nuestra vocación de sacerdotes, no es mérito nuestro, sino que es un don de Dios:  Dios es quien llama, dice la carta a los hebreos.



El mismo Cristo siendo Dios, no se atribuyó este don para sí mismo: “Cristo no se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy», o, como dice otro pasaje de la Escritura: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.» El mismo Dios fue quien eligió a su propio Hijo para enviarlo a anunciar la buena noticia de salvación a su pueblo, por eso Jesús es el Mebbaser de Dios, es decir, el que anuncia la palabra de Dios, el misionero por excelencia.  

En el evangelio, el Señor nos enseña que la misión o el anuncio no se da desde los púlpitos, sino en los caminos.  Vemos a Jesús y a sus amigos que se ponen en camino, que se ponen en marcha para llevar esa buena notica de salvación a todos los que se encuentren por el camino, incluso los que están fuera del Él, porque para eso ha venido, para que todos sigamos sus huellas. 


La figura del ciego, es un gran ejemplo que Jesús viene a ser esa buena notica del Padre para todos aquellos que realmente están dispuestos a dejarse salvar por el mismo Dios: la figura del cielo digo que es un ejemplo, porque nos lo encontramos al borde del camino, está ciego, y Jesús en compañía de sus discípulos lo incorpora en el camino y además le devuelve la vista, y se cumple ese otro pasaje del evangelio, pero desde la perspectiva lucana, que Jesús dice después de leer el texto de Isaías en la sinagoga: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor”.

Hermanos, nosotros por el bautismo hemos recibido el Espíritu de Dios, pero es para esto mismo, para poder ayudar a Dios a llevar esa buena noticia de salvación a todos los pueblos, para que el mundo crea y pueda llegar al conocimiento de la verdad y pueda Dios salvarlo.   Dios necesita que pongamos en juego nuestra condición de Hijos, que nos han consagrado en el bautismo, que realmente seamos profetas, sacerdotes, reyes, discípulos y misioneros de Dios en el lugar que nos encontremos.



Me gustaría cerrar esta reflexión de hoy con lo que estamos viviendo, que es la sinodalidad.   El Papa nos ha invitado a caminar juntos, qué mejor ejemplo que el evangelio de hoy, va un grupo caminando con Jesús y hay un ciego que quiere ponerse en camino también, pero algunos del grupo de Jesús se lo impiden, ¿no está sucediendo esto en nuestra comunidad eclesial también?Que nosotros no seamos obstáculo para aquellos que también quieren caminar juntos con nosotros hacia Dios.

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