DOMINGO DE RESURRECCIÓN (Ciclo B)
“Felices
Pascuas para todos, celebremos la Pascua con fe, esperanza y amor”
Monteagudo 04 de abril 2021
Anoche hemos tenido una gran celebración y sobre todo una gran noticia, ¡Cristo ha resucitado!, la muerte no tiene cabida en Él, ha triunfado el amor, es decir, el Señor a vencido la muerte por la iniciativa del Padre, no lo ha abandonado en la Cruz. Así que hoy esa gran noticia la tenemos que proclamar al mundo. No nos podemos quedar callados, tenemos que ser testigos de la resurrección, porque tenemos la certeza que Dios sigue vivo, porque después de más de veinte siglos se sigue creyendo en este acontecimiento. Acontecimiento que es histórico, tiene su significado y que es obra de Dios Padre.
Históricamente
hablando de esta gran noticia, se puede comprobar con datos que nos proporciona
la misma Sagrada Escritura:
El primer dato el sepulcro vacío.
Cuando fueron las mujeres, ya el cuerpo de Jesús no estaba donde lo habían
puesto.
El segundo dato es las diversas
apariciones, algunas veces en particular, otras veces se aparece Jesús a la
comunidad de discípulos.
El tercer dato, es el testimonio de los discípulos,
ellos a pesar del fracaso o la decepción que han tenido, han podido ser
valientes, aunque les faltaba fe; anunciar esta gran noticia haciendo una
relectura de lo que había sucedido. En
la primera lectura de hoy, escuchamos en boca de Pedro dicha relectura: “Vosotros conocéis lo que sucedió en toda
Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me
refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo,
que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque
Dios estaba con él. Por eso Pedro dice, nosotros somos testigos, no dice yo
soy testigo, si dice nosotros, es señal que el Señor se ha aparecido a sus
compañeros también.
Su significado es que este acontecimiento trasciende la historia, porque le pertenece a Dios, y la razón humana no lo puede interpretar o no lo puede explicar con criterios humanos, por eso se nos puede escapar de la razón, y no por eso dejamos de creer. El punto de partida es que el resucitado se les ha aparecido a los discípulos, y ellos han creído y son los testigos, vieron y creyeron escuchamos en las Escrituras.
Con lo que respecta a la obra del Padre; la iniciativa la ha tomado el Padre para resucitar a su Hijo, su Plan de salvar a la humanidad no se puede quedar truncado con la muerte, por eso Dios lo levantó sobre todo nombre. Dios le ha dado nueva vida a la humanidad con la resurrección de su Hijo, Dios ha creado el mundo y lo ha recreado con la vida plena en el Hijo. Gracias a que el Padre ha resucitado a su Hijo, nos ha resuelto también los problemas de la muerte, la agonía y el sufrimiento.
La resurrección es la fidelidad de Dios con su Hijo y con nosotros, con ella, nos dice Dios, que todo lo que pertenece a Él no se echará a perder, no se va a perder. Es Él que hace nuevo todo.
Quiero cerrar esta reflexión tomando las mismas palabras que san Pablo: “hermanos si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra”. Por eso esta resurrección la tenemos que vivir con fe, esperanza y amor; fe para seguir con esa certeza de que Cristo sigue vivo, ya que la presencia del resucitado genera fe, y no al revés; con esperanza, que si morimos con Cristo resucitaremos con Él; y con amor, porque sabemos que, el sentido de todo esto es el amor de Dios Padre que tiene con nosotros, y ese amor nos lo debemos de dar unos a otros, como nos dejó escrito Jesús antes de asumir la muerte, es decir, la resurrección de Jesús significa que sólo una vida planteada, vivida, ofrecida y entregada desde el amor... tiene sentido.
¡¡CRISTO VIVE, ALELUYA!!
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