JUEVES SANTO (Ciclo B)

 

“Ardientemente deseo cenar con vosotros”

Monteagudo 01 de abril 2021

            Iniciamos con esta celebración del jueves santo, el triduo pascual, después de estar unos días preparando este momento, ahora nos toca vivirlo con intensidad y con ilusión como lo fuimos preparando. Ha llegado la hora para que avivemos nuestra fe, esperanza y nuestro amor en Dios.

            En este día la Iglesia entera celebraba tres grandes acontecimientos: institución de la Eucaristía, institución del sacerdocio y el amor fraterno.

  • En primer lugar, está la Eucaristía, un misterio de amor, que nos ha regalado Jesús por medio del Pan, alimento que alcanza a toda la humanidad, el pan que da vida, y que es Él el Pan vivo bajado del cielo, y quien coma de este pan vivirá.  Qué amor tiene Dios para con nosotros para quedarse escondido en el pan, algo tan simple, tan sencillo. Un misterio que Pablo nos trasmite, y nos recuerda que él ha recibido este mandato, hacemos memorial de este gran acontecimiento, pero no es para hacer un mero rito, sino para que nos demos cuenta que ese cuerpo inmolado de Dios en su Hijo somos nosotros, por eso cada uno estamos representados en cada grano de trigo que forman el pan, por eso nosotros también tenemos que ser una ofrenda para los demás, debemos ser pan vivo para muchas personas que padecen hambre de pan material y de pan de la palabra.

            En segundo lugar, está el sacerdocio; no es una vocación para obtener un estatus social o ser super hombres, teniendo super poderes o siendo más que los demás, sino más bien es un gran compromiso social y eclesial, porque nuestro llamado a la vida sacerdotal es un servicio, nos ponemos al servicio de los demás.  Tenemos que hacer como nuestro Maestro, que se abaja para lavar los pies a sus amigos, a nosotros también nos toca lavarnos los pies unos a otros, en esto consiste nuestro ministerio sacerdotal, en entregarnos a los demás, nos es para mí el sacerdocio, es para los demás.


            Y con lo que respecta al amor fraterno, podríamos decir, podemos prescindir de la eucaristía, podemos vivir sin sacerdocio, pero el amor nunca pasará, el amor de Dios para con los hombres nunca pasa, pero ese amor se tiene que concretar cuando nos amemos unos a otros. Dios nos ha mostrado su amor dándonos a su único Hijo, a nosotros nos corresponde ser una réplica de ese gran amor dando la vida a los demás, como sacerdote o dando el pan de la palabra a muchos hermanos que necesitan de nuestro amor.

            Hoy Jesús nos muestra ese gran amor del Padre, primero cuando desea enormemente celebrar la pascua con sus amigos, segundo cuando se abaja, se hace esclavo, para lavarnos los pies, y además cuando le dice a Pedro: si no se deja lavar los pies, no tiene nada que ver con Él, es decir, somos propiedad de Dios. Jesús hace todos estos gestos de amor para que nos convenzamos de este Dios tan grande, tan maravilloso, que se sigue manifestando hoy a nosotros a pesar de las dificultades que estamos viviendo por culpa de la pandemia.

           


Queridos hermanos y hermanas, de nada sirve celebrar día a día la eucaristía o consagrarse al ministerio sacerdotal, si realmente no hemos entendido el mandamiento primero, si realmente no hemos comprendido nuestra condición de siervos, si no somos capaces de abajarnos y arrodillarnos frente al pobre, al necesitado.  Así que, participar en estos cultos no nos va a garantizar que tenemos amor por Jesús.

 

 

Comentarios

  1. Feliz día del amor fraterno. Un abrazo y siempre gracias.♥️🙏🏽

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

DOMINGO XII TIEMPO ORDINARIO (B)

I DOMINGO DE ADVIENTO (C)

DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO (B)