III DOMINGO DE PASCUA (Ciclo B)
“¿Por qué
tenéis esas dudas en vuestro corazón?”
Monteagudo 18 de abril 2021
Seguimos viviendo este tiempo de gozo y de alegría, como es el tiempo pascual. Hoy Pedro, en la primera lectura nos destaca y nos pone a pensar que hemos matado el autor de la vida, pero eso sí, Dios lo ha resucitado. Cuantas veces en nuestro mundo en nuestra sociedad, también hemos matado a la vida, con nuestras indiferencias, con nuestra manera de actuar egoístamente, pero ahí está Dios que se hace presente para rescatarnos y redimirnos de la muerte, porque es Él el autor de la vida, nosotros no somos nadie y no somos nada para quitar la vida a los demás, muchas veces, pensamos que nosotros somos dueños de nuestra propia vida y la vida de los demás, no somos dueños, somos solo administradores.
San juan en la segunda lectura, nos recuerda que si pecamos, si
abusamos de la vida de los demás, con nuestra forma de actuar, porque somos
frágiles y débiles, ahí está uno que abogue por nosotros, Jesús, además nos
invita a guardar los mandamientos, porque si guardamos su palabra y los
mandamientos, en verdad el amor de Dios nos alcanza por vivir de esa manera,
pero si vivimos sin contar con la palabra de Dios, ese amor tan grande, el de
Dios, no nos alcanza, y si no nos alcanza actuaremos como hombres y mujeres
despiadados con los demás.
En el evangelio de Lucas, nos damos cuenta que cuando Jesús se pone en medio de la comunidad, desaparecen los miedos, desaparecen las dudas, pero surgen la paz, la alegría, la comunión, la fraternidad, es decir el comer juntos, el compartir la mesa, y además se abre el entendimiento, las cosas se comprenden mejor, pero cuando Jesús no está en medio de nuestra comunidad, surge todo lo contario, hay miedos, dudas, conflictos, cerrazones de pensamientos, no se comparte el pan, es decir, hay egoísmo.
Es nuestra oportunidad de no sacar del centro de nuestra comunidad al
Mesías, al Salvador, sino que debemos dejar que Él sea el centro. Nosotros somos testigos, es decir, nos toca
anunciar esto, nos toca proclamar la Buena nueva de Dios; no anunciarnos a nosotros
mismos, muchas veces caemos en la auto-referencialidad y perdemos nuestro
referente que es Cristo vivo resucitado. Somos testigos de la redención por
medio del amor que manifestemos al mundo: En esto conocerán que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros (Jn 13, 35).
Hermanos
no le cerremos la puerta del corazón y de nuestra comunidad a Cristo, Él se
quiere poner en medio de nuestra vida, de nuestra mesa, dejémoslo entrar, para
que en nuestra comunidad (Iglesia o sociedad) reine la paz, la confianza, la
apertura; en este momento de la vida, Jesús te pregunta a ti y a mí: ¿Por qué
tenéis dudas en vuestro corazón? porque realmente tenemos dudas, no sabemos qué
va a pasar con esta pandemia, no sabemos si las vacunas van a ser efectivas, no
sabemos si vamos a volver “a la normalidad”, hay muchas dudas, pero ahí en
medio de esas dudas, aparece Jesús y nos da la paz, la alegría, la auténtica
seguridad, y la confianza para seguir creyendo y esperando. Muchos de nosotros tendremos que seguir
creyendo a tientas, entre dudas y búsquedas, pero sin asustarnos ni rendirnos.
Y si no gritaremos, como aquel padre que pedía la curación de su hijo:
“¡Creo, Señor, ¡pero aumenta mi fe!” (Mc 9,24).
Hermanos, para finalizar, no tengas miedo si en ti hay dudas, las dudas no son malas, es el primer paso para logar la auténtica fe. Fijémonos bien en el relato, los discípulos estaban con dudas, luego pensaban que era un fantasma, hasta que se les abrió el entendimiento y comprendieron que Jesús estaba en medio. Como vemos, la fe es un proceso, así que todos tenemos que pasar por la duda, luego por ver las cosas no tan claras, y después darnos cuenta de esa presencia de Dios en medio de nosotros, que nos da esa gran confianza y esa seguridad en Él.
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