III DOMINGO DE PASCUA

“«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».”

Lima 23/04/2023


Queridos hermanos, estamos viviendo un lindo tiempo como es el tiempo pascual.  El Señor sigue vivo en medio de nosotros, y todavía no nos enteramos, somos peregrinos con la cabeza dura, seguimos a un Jesús de tradición y no de convicción.

En la primera lectura, vemos a un Pedro enérgico y poseído por el Espíritu de Dios, que anuncia el Kerigma, un Pedro con mucha certeza de que Jesús vive, y que esta noticia hay que trasmitirla a pesar de las persecuciones y prohibiciones de parte de las autoridades. Hoy en día nos está faltando a los cristianos de este siglo, valentía y fe, o certeza de esta realidad de que Cristo sigue vivo, no estamos totalmente convencidos  y por eso no lo anunciamos con esa valentía.

En el evangelio de hoy, vemos  varios gestos o signos de nuestra celebración Eucarística: ponerse en camino, escucha de la palabra, fracción del pan, y dar testimonio.



Los discípulos van de camino, con muchas preocupaciones, porque con lo que les había dicho el Señor en su momento, acabando con la muerte de su Maestro, de su líder; vuelven de camino hacia lo conocido, y les queda la preocupación de comenzar de nuevo. En esa circunstancia, aparece de nuevo Jesús, pero de forma distinta, van hablando con él, y no lo reconocen.


Les va explicando la palabra, después dicen que les ardía el corazón, pero en ese momento todavía no sabían quién era.   Después que Jesús amaga para marcharse, les invita a quedarse con ellos, porque atardece. Así como a veces invitamos a Jesús que se quede en nuestras noches de oscuridad, porque necesitamos esa Luz que ilumine nuestros caminos y nuestros proyectos.



Luego Jesús se sienta con ellos, y parte el pan, en ese momento se les abre la mente y los ojos y lo conocen, pero Jesús ya no está con ellos.   Esto les da el entendimiento de que ellos son los que tienen que tomar la vida en sus manos, y se ponen en camino de nuevo para contar lo que les había sucedido a la hora de compartir el Pan con el Maestro.

A los cristianos de hoy, que domingo a domingo nos ponemos en camino para alimentarnos de la Palabra de Dios y del cuerpo del Señor, que es el pan para el camino, cómo salimos después de hacer el memorial de la pasión del Señor, la pregunta que nos podemos hacer es: ¿realmente arde nuestro corazón cuando nos habla Dios por medio de su palabra?  Y, además, ¿nos ponemos en camino para contar lo que hemos vivido?, o ¿nos ponemos en marcha para manifestar que ya hemos cumplido con el mandato de la Iglesia?, si lo hemos vivido así, en realidad que nuestro corazón no va a arder nunca y no podemos quemar o contagiar a otros.


Hermanos, entendamos las cosas de Dios.  De estas cosas nos damos cuenta de vuelta, de ida pocas veces nos enteramos.   Los discípulos de Emaús se han dado cuenta  de vuelta; de ida todo les parecía confuso, porque no sabían quién era ese hombre que les acompañaba en su camino, pero de vuelta se han enterado y eso es lo que han comunicado a los demás.

Que nosotros también comuniquemos a los demás esta gran noticia, que seamos testimonio de lo que hemos oído y vivido.

 

 

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