DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO (A)

Corazones ardientes, pies en camino”.

Lima 22 de octubre de 2023

 


Este domingo el Señor nos invita a centrarnos en lo que es esencial para la vida del ser humano, y lo central del hombre es el mismo Dios, y este mismo Dios se va a valer de mediaciones humanas para que el hombre se pueda encontrar con Él y se dé cuenta que el Señor es el dueño de toda la tierra y de todos los pueblos; nadie puede discutirle su soberanía.

En la primera lectura Isaías quiere destacar esa soberanía de Dios, a través del rey Ciro, como hemos dicho, Dios se vale de mediaciones humanas para darse a conocer a sí mismo, pero quiere darse a conocer como el Único, y que por encima de Él no hay otros dioses, lo que pasa es que nosotros queremos un Dios a nuestra medida, un Dios que no nos moleste, sino que solo responda a nuestras necesidades humanas.  Pero es Dios que se da como un regalo, un don, para que podamos hacer una historia de amor con Él, que a pesar de las situaciones o de los momentos duros, Él sigue actuando en nuestra vida, como dice el dicho: “Dios escribe derecho en renglones torcidos”. Es decir, que, aunque no conocemos en detalle los planes de Dios, podemos tener la seguridad de que nada sucede al margen de sus designios.


En el evangelio, Jesús nos enseña a saber discernir lo que es de Dios y lo que no es de Dios.  Le han dado una moneda para que Él diga a quien pertenece esa moneda, pero Él hay dicho lo que es del César es del César, y lo que es de Dios es de Dios.  Dicha moneda no es de Dios, lo que está impreso no le pertenece a Dios, esa imagen es una imagen corrupta, perecedera, que tiene fecha de caducidad, que representa un poder que no es el mismo poder de Dios, en cambio, la imagen de cada uno de nosotros sí le pertenece a Dios, y es una imagen que es inmortal, que puede estar empañada por el pecado de la idolatría, pero Dios por su inmensa bondad quiere recuperarla.  


Al darnos a su Hijo quiere recuperar lo creado, que somos cada uno de nosotros, hechos a su imagen y semejanza, así que a Dios lo que es de Dios, somos del Señor a Él le pertenecemos, por eso Él no quiere que adoremos o pongamos la confianza en otros dioses, sino en Él. Además, hay otras imágenes que son de Dios que se encuentran manchadas o empañadas por culpa del poder económico o por culpa de la injusticia social. Imágenes que se encuentran impresas en el corazón de Dios, Él mismo quiere que se la devolvamos, porque lo que Dios desea es una vida más humana para todos y desde ahora, una vida que alcance su plenitud. Es por eso que nunca hay que dar a ningún César lo que pertenece Dios: la vida y la dignidad de sus hijos.


  


Este Dios que anhela y desea recuperar a sus hijos, por medio de su Hijo, devolviéndonos la dignidad de hijos, nos regala su Espíritu Santo que es el que hace que esa imagen empañada por el pecado sea restaurada, por eso san Pablo en la segunda lectura nos dice que somos elegidos, y que cuando se proclamó la buena noticia de salvación, no fue una palabra muerta, sino una palabra llena de vida y fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda.


Para finalizar, no podemos olvidar, lo que hoy celebramos el DOMUND, la jornada mundial por las misiones, con el lema: Corazones ardientes, pies en caminotodos por el bautismo somos enviados a anunciar la buena noticia de salvación, llevar a todos los pueblos esa imagen de Dios, no llevar cualquier imagen o a nosotros mismos, sino llevar la imagen de Dios vivo con nuestra vida, que podamos ser anunciadores y proclamadores de la buena noticia de salvación para todos aquellos hombres y mujeres que no conocen al auténtico Dios y que lo puedan conocer, siempre y cuando con los pies sobre la tierra.

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