SOLEMNIDAD DE SANTIAGO (CICLO C)

 

“Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros.”

Monteagudo, 25 de julio de 2022

Hoy celebramos la solemnidad del primer apóstol mártir, uno de los que en vida acompañó a Jesús y uno de los predilectos, uno que, después de la muerte ocupa un papel importante de todo el pueblo español, porque según la tradición es él que ha venido a dar su vida en nuestro territorio español y es por eso que hoy celebramos con gran solemnidad a este apóstol santo.

La reflexión de hoy la podemos comenzar por el evangelio.  La madre del apóstol le pide al Señor que les dé los primeros puestos a sus hijos, pero Jesús le manifiesta que sí están preparados para vivir experiencias dramáticas de la vida, como le va a tocar vivir a Él, y como contestaron que sí están dispuestos, el mismo Jesús responde que eso ya no le compete a Él, sino al Padre Dios.  Lo que sí le compete a Jesús es enseñar cuál es el camino para llegar al Padre, es el camino de servicio. Así que nos pone en alerta a que no seamos como los poderosos, que por culpa del poder son unos tiranos y no son capaces de tener esa gran humildad.

El camino hacia al Padre es el servicio, Jesús mismo nos ha dicho: “yo no he venido a que me sirvan, sino he venido a servir, así que si queréis obtener esos primeros puestos comencemos a ser servidores de todos”.

Después de que Jesús ha indicado, en su escuela de formación, qué lo que realmente hace un discípulo y cómo se debe portar frente a las autoridades, en la primera lectura nos damos cuenta cómo el apóstol Santiago ha tenido esa experiencia dramática al igual que el maestro, ha sido capaz de beber el cáliz de la bendición y pasión, ya que el rey Herodes acabó con la vida del santo, es decir fue capaz de derramar la sangre al igual que el maestro, todo esto lo fue aprendiendo y poniéndolo en práctica por esa vivencia con Jesús.

Pero toda esta forma de evangelizar y desgastar la vida por el evangelio no ha sido solo méritos del santo, aquí hay un don especial de parte de Dios.   Por eso en la segunda lectura el apóstol san Pablo, nos recuerda que nuestro ministerio de apóstoles lo llevamos en vasija de barro, dice el mismo apóstol pablo: “Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros”. 

Nuestra entrega por el evangelio, nuestra vida martirizada en realidad no es mérito de ningún humano, es puramente gracia de parte de nuestro Dios, para que no nos creamos súper héroes, que todo lo hemos alcanzado gracias a nuestra propia fuerza y capacidad, y pasar por una vida de martirio y sufrimiento, paradójicamente también es gracia de Dios, porque si buscamos sufrir por sufrir estaríamos hablando de una patología, que sería masoquista.

En definitiva, el día de hoy le podemos pedir al Señor, por medio del apóstol Santiago la gracia de dar la vida por el pueblo de Dios y que sobre todo nos ayude a ser servidores de todos, que no estemos con esa intención de buscar los primeros puestos en la sociedad, sino que nos pongamos al servicio de los demás.

 

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