“En la vida y en la muerte, somos del Señor” (Rom 14, 8)
SOMOS DE SU PROPIEDAD
El evangelio de hoy acaba diciendo: “…No tengáis miedo: valéis más que muchos pájaros”. Jesús nos manifiesta que valemos más que los pájaros, es que somos de su propiedad, somos de Él y de Dios Padre.
En la primera lectura, escuchamos que somos sellados por el Espíritu Santo, que por medio del bautismo hemos sido sellados y a partir de ahí somos propiedad de Dios, le pertenecemos a Él, ya que Él mismo, por medio del bautismo nos ha sellado como sus hijos y seremos para Dios.
El salmista también nos lo recuerda: “Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad” . El Señor se ha fijado en nosotros, se fija en todos los hombres, que somos más valiosos que los pájaros de los cielos, como dice el evangelio, así que hoy podemos avivar nuestra pertenencia a Dios, somos ese pueblo que vive en la heredad de Dios.
En definitiva, el Señor Jesús nos recuerda esa alianza, esa unión, esa propiedad de Dios, que para que podamos ser parte de ese pueblo de Dios, de ese pueblo elegido debemos de vivir como hijos de la luz, que seamos hombres y mujeres transparentes, que no seamos como los hipócritas que van haciendo las cosas a medias tintas, y a escondidas. Que nosotros actuemos como hijos de la luz, para eso hemos recibido esa luz en el bautismo, para que vivamos así, luchando siempre por la paz, la justicia y el amor entre los hijos de Dios, es decir, en la luz y no en las tinieblas donde reina la mentira y la hipocresía, para eso nos han bautizado, para ser hombres de la luz y que seamos personas de fe, esperanza y amor.
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