DOMINGO II DE ADVIENTO (CICLO C)

 

«Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos… Y toda carne verá la salvación de Dios» (Lc 3,4.6).

            Monteagudo 05/12/2021


Seguimos avanzado en este tiempo de adviento, ya estamos en este segundo domingo de adviento que nos va preparando la venida de nuestra buen Dios.

Las lecturas de este domingo nos van motivando para que nos prepararemos, sobre todo para allanar los senderos, bajar los montes, preparar nuestro corazón para que realmente el Señor pueda entrar en nuestra vida.

 Este tiempo es para vaciarnos, y quedarnos con lo esencial de nuestra vida, en la primera lectura nos damos cuenta de esa invitación que nos está haciendo Dios hoy: Jerusalén, despójate de tu vestido de luto y aflicción que llevas, y vístete las galas perpetuas de la gloria que Dios te concede. Es un despojarse de aquellas cosas que tienen que ver con luto, dolor, sufrimiento e incluso muerte, para que nos podamos envolver y adherir a Dios, que es nuestra justicia, paz, gozo, misericordia y alegría.


Al vaciarnos de todas aquellas cosas que realmente no son de Dios, llegará el Señor y nos encontrará vacíos de estas cosas, pero eso sí, llenos de frutos de justica, por medio de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios Padre. Como dice san Pablo en la segunda lectura, es gracias a Él, que podemos obtener esos frutos de justicia, no por nuestro propio mérito. 

 El evangelio va por la misma dirección, es un preparar un camino, allanar los senderos, para que le Señor pueda entrar en nuestra vida, es decir que no le hagamos las cosas tan difíciles a Dios, sino que debemos día a día ir dejándole espacios y además preparar el camino para que Él mismo pueda andar.

En nuestro peregrinar por este mundo, nos cuesta mucho dejarle ese espacio a Dios, muchas veces nos encerramos en nosotros mismos, y no le damos cabida a Dios en nuestro corazón, pero Dios, porque quiere salvarnos, buscará las mil formas de entrar en nuestra vida, y nos permitirá despojarnos, vaciarnos de nuestras cosas y quedarnos con lo esencial, que es el corazón de hijos de Dios, cuando comencemos a quedarnos con lo esencial caminaremos en libertad y camino a la salvación.


En nuestro caminar tendremos que ir allanando y preparando los caminos al Señor, por cualquier camino que avancemos el Señor siempre va a salir a nuestro encuentro, es más, Él es nuestro Camino. Por eso te pedimos Señor que nos ayudes a corregir nuestros caminos torcidos y retorcidos.  Ya que si tú eres nuestro Camino no tenemos que preparar nada, sino caminar cada día contigo.  Sólo buscarte a ti, escuchar tu voz y seguir tus pasos... Pues manos a la obra. Entre Tú y nosotros Señor, que nosotros solos no podemos. Y de nuevo nos das una nueva oportunidad en este tiempo de Adviento, estamos dispuestos a intentarlo.  

 

 

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