DOMINGO IV DE ADVIENTO (CICLO C)

 

«Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad»..

Monteagudo 19/12/2021

Hermanos: Estamos a las puertas de la Navidad. Hemos llegado al último domingo de Adviento, y se nos invita a fijarnos, a poner los ojos en la figura de María, la Virgen de la esperanza por la que nos viene el Salvador, para aprender de ella a preparar la verdadera Navidad. Estemos dispuestos, como ella, a acoger al Señor y a seguir sus caminos. Él es la plenitud.

 Esta figura de nuestra madre la Virgen, nos hace caer en la cuenta que Dios viene a nuestro encuentro y que nosotros también tenemos que estar dispuestos a socorrer las necesidades de los hermanos. 

El la liturgia de este tiempo escuchamos en el prefacio III: “El mismo Señor que se nos mostrará entonces lleno de gloria viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la esperanza dichosa de su Reino”.


El Señor viene a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento: hoy vemos la figura de María cuando va con prisa a visitar a su prima santa Isabel, que al instante que ella llega, Isabel quedó llena del Espíritu Santo, es porque Dios se ha hecho presente por medio de María.  Así se va manifestando Dios en nuestra vida, muchas veces esperamos que venga Él mismo en persona, pero ya Él se ha manifestado por medio de su Hijo, ahora en esta etapa de la vida se manifiesta por medio de nosotros mismos.

También Dios se manifiesta en cada acontecimiento, lo que pasa es que a nosotros nos gusta ver a Dios es las cosas espectaculares o cosas que nos dan gozo y alegría, pero en los acontecimientos de mucha tristeza y sufrimiento nos cuesta verlo; para muestra un botón, la realidad del coronavirus, ahí nos cuesta ver a Dios, pensamos más bien que nos ha abandonado, pero ahí está junto con nosotros sufriendo lo mismo que nosotros.

Esos acontecimientos los tenemos que ver con los ojos de fe y esperanza como dice el mismo prefacio, esa presencia de Dios entre nosotros por medio de los hombres y los acontecimientos los tenemos que recibir en la fe, pero si nos falta esa confianza en él, ya estamos perdidos.  María e Isabel han vivido con fe, y gracias a la fe, han obedecido a Dios y viven desde esa voluntad de Dios; como su Hijo Jesús, y se nota en la segunda lectura: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad».


El evangelio de hoy nos enseña que la fe, no es solo creer lo que nos han enseñado nuestros padres y nuestros catequistas, sino que va mucho más allá que una teoría, porque nos lleva a descubrir y hacer la voluntad de Dios, María es nuestro modelo de creyente. María se dispone a colaborar con Dios en el plan de salvar a la humanidad, pero solo porque se fía del mismo Dios, no de sus proyectos o caprichos, al igual que María, necesitamos la fe; sin la fe nadie se compromete en el proyecto de Dios.

Quiero concluir esta reflexión con unas palabras del papa Francisco: “El Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro, con su presencia física que interpela, con su dolor y sus necesidades, con su alegría que contagia en un constante cuerpo a cuerpo. La verdadera fe en el Hijo de Dios hecho carne es inseparable del don de sí, de la pertenencia a la comunidad, del servicio, de la reconciliación con los otros. El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura”.

Comentarios

  1. Bendiciones infinitas. Que Nuestro niño Jesús nazca de verdad en los corazones de todos. Ya que él murió y se entregó por todos nosotros. Dios y la virgen intercedan ante su hijo amado por la liberación de nuestra nación y por sanidad de todos los enfermos . Tanto del Covid como de enfermedades y dolencias. Amén

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