MARÍA, LA MADRE DE DIOS (THEOTOKOS) (CICLO C)

 

“Tan Grande es la madre que hasta Dios quiso tener una”

Yaritagua 01/01/2025

          


  Anoche cerramos el año 2024 seguro que cada uno ha dado gracias a Dios por tantos dones y beneficios que hemos recibido ese año, y seguro que muchos de nosotros también han pedido perdón a Dios y se ha reconciliado con sus hermanos.

            Llega un año nuevo. Lo nuevo no sólo inquieta, también tiene su atractivo. Lo nuevo tiene sus posibilidades: produce un placer especial porque queremos tener nuevas cosas. Pero, ¿qué puede haber de realmente nuevo en el año que comienza? Tendremos como desafío el año jubilar con el lema peregrinos de la esperanza. Tal vez, lo que más novedoso de este año nuevo es introducir en nuestra vida una nueva forma de vivir la vida: en primer lugar mirar atrás y agradecer a Dios; mirar al frente y confiar en Dios; mirar a tu alrededor y servir a Dios; mirar en tu interior y encuentra a Dios, eso sí queremos hacer cosas nuevas en este año y si queremos caminar como hombres nuevos y de esperanza, necesitamos la gracia de Dios.  Es por eso que la primera lectura nos habla de la bendición de Dios: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre tu rostro y te conceda la paz”. Así invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel y yo los bendeciré”.


Este año será nuevo si sabemos mirar los rostros de las personas con más cariño, sobre todo las que más sufren. La primera lectura nos dice que Dios, nos bendiga, que nos proteja y además que ilumine su rostro sobre nosotros, un rostro que es la misma imagen de Dios, ojalá que este año sea un año de dejarnos restaurar por ese mismo Dios para que su rostro brille sobre nosotros.

            Además, esa bendición viene del mismo Dios, no de nosotros mismos, pero nosotros somos responsables de propagar y hacer que esa bendición llegue a otros: es la bendición que viene del mismo Dios para su pueblo, y Él mismo en su palabra nos invita a cada uno a bendecir a los hermanos, lo vemos en el evangelio de san Lucas, que Jesús nos invita a bendecir hasta nuestros propios enemigos (Lc 6,28), san Pablo igual nos invita a bendecir y no a maldecir (Rm 12, 14). ¿QUÉ SIGNIFICA BENDECIR A LOS HERMANOS? Significa desear al otro lo mejor, la protección de Dios, es decir, la bendición está llena de buenos deseos, está impregnada de la protección amorosa de Dios con su providencia. Hermanos que este nuevo año, sea una oportunidad de bendecir a todos nuestros hermanos que nos rodean.

      En la misma primera lectura, nos dice que el Señor nos va a conceder la paz, hoy inauguramos la oración mundial de la paz, toda esta semana nos dedicaremos a orar por la paz. La paz, dice el papa Francisco: “es una aspiración profunda de todas las personas y de todos los pueblos”, todos deseamos la paz, ¿quién no la desea?, todos queremos vivir en un mundo en una sociedad llena de paz, pero muchas veces se nos hace difícil vivir en paz entre nosotros. Que nosotros en este nuevo año que comienza seamos testigos de la paz, que seamos instrumentos de paz, donde hay guerra, odios y división nosotros podamos ser esos hombres y mujeres que apuestan por la paz por medio del dialogo.  


Sería un gozo una alegría poder trabajar por la paz durante este nuevo año, como nos dice la palabra de Dios: “dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios" (Mt 5, 9), además, el profeta Isaías dice: “¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del mensajero que proclama la paz!” (Is 52,7). Siendo ministro de la paz el rostro de Dios brillará sobre nosotros.

            Finalmente, cerramos esta reflexión, con la protección de María, hoy celebramos la maternidad de María, como dice san Agustín: Tan grande es la madre que hasta Dios quiso tener una, que bendición ha recibido María nuestra madre ser la madre de Dios, pero todo esto lo guardaba en su corazón como dice el evangelio de hoy: “MARÍA CONSERVABA TODAS ESTAS COSAS, MEDITÁNDOLAS EN SU CORAZÓN”. Es en el corazón donde habita Dios, por eso María guardaba todas esas cosas en el lugar preferido de Dios. Por eso hoy tiene que brotar de nuestro corazón, el agradecimiento ante el misterio de la Virgen Madre, toda disponible para Dios. Ella hizo posible que se hiciera realidad en nosotros el significado en el nombre de Jesús: la salvación. En este tiempo de Navidad, María es el vehículo de la divinidad. Por eso agradezcamos a María por su sí, por responder con generosidad a Dios y cooperar en este plan de salvación, que este año no perdamos la mirada en María, para que ella como buena madre nos proteja.

 

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